Arte
Por Grupo Zócalo
Publicado el domingo, 30 de mayo del 2021 a las 10:18
Tabasco.- El olor a leña se percibe en el camino que conduce a Tucta, Nacajuca, un pueblo originario de la etnia Yokot’an, donde renace el sabor ancestral de su cocina de humo prehispánica protegida por Yumte’ee, el guardián de la selva.
El folclor, la lengua madre y la danza prehispánica, son los ingredientes principales para revivir la cosmovisión gastronómica en Yokok’ux, un restaurante que surgió en medio de la pandemia y contra pronósticos adversos, se convirtió en tendencia de la cocina tradicional.
Bajo el complejo ecoturístico Pitsilteé (lugar de hermosos árboles), convive el proyecto gastronómico que tiene como objetivo rescatar el sabor ancestral de los pueblos yokotanes.
Vianey Rodríguez, propietaria del restaurante, dirige sus esfuerzos junto con su equipo de chefs indígenas para impulsar el patrimonio cultural de los pueblos originarios.
“ ¿Por qué yokokúx?, porque el verdadero sabor de los pueblos originarios están extinguiéndose, porque casi nadie los conoce y para que los comensales conozcan la cosmovisión de la cultura prehispánica, así como crear platillos frescos usando vegetales y productos de la región”, justificó.
“ Lo rico de la gastronomía de los pueblos indígenas son el pejelagarto y el Huliche”, recomendó Vianey Rodríguez.
Efectivamente, entre los platillos fuertes de la carta, se hayan el pejelagarto, un pez de aspecto jurásico, resbaladizo que puede disfrutarse en salpicón, asado, en caldo verde con plátano cocido; el caldo nativo de pescado (mojarra en caldo), el pescado Yokokúx en caldillo rojo con arroz y el aromático huliche, a base de maíz en caldo con pipián, hierbas de la región con proteína de pavo, un platillo tradicional en los altares del Día de Muertos.
Yokok’ux, es además, un proyecto cultural que ofrece empleo a 25 familias de la etnia yokot’an, genera comunidades sustentables y espacios para los artesanos locales, un corredor turístico único en su tipo donde sus visitantes pueden adquirir productos artesanales sin intermediarios.
“ Es la misma gente que está realizando el trabajo, no tenemos ningún apoyo del gobierno y nos sentimos muy bien y muy orgullosos porque es un trabajo digno, honesto y limpio que estamos realizando de hombro a hombro con la gente”, dijo Gonzalo Rodríguez Jerónimo, presidente del colectivo de artesanos de Tapotzingo.
Este complejo turístico cultural es vigilado por yumte’ee, el guardián de la selva cuyo rostro fue labrado en un árbol medicinal de cuajilote, al que todos sus visitantes abrazan después de disfrutar los sabores ancestrales…
En la cultura indígena, los yokotanes, antes de realizar sus siembras y cosechas, solían pedir permiso a Yumte’ee, de lo contrario enfermaban y morían extrañamente.
“ Para limpiar el campo, sembrar, cosechar o tocar un árbol (derribarlo por alguna razón justificada), se debía pedirle permiso”, contó la promotora cultural.
A cinco meses de su apertura, también abrió un centro cultural de aprendizaje en lengua indígena yokot’an y un taller más en artes plásticas para la población indígena.
El establecimiento interrumpió su apertura en dos ocasiones. En el primer intento, el confinamiento por la Covid-19 lo pospuso, posteriormente, dos inundaciones seguidas en 2020 frustraron nuevamente los ánimos y, finalmente, un tercer intento a principios del 2021, hizo posible su inauguración.
Tras ocho meses en semáforo epidemiológico naranja, el estado de Tabasco pasó a amarillo, lo que hizo posible que giros comerciales como el sector gastronómico ampliaran sus horarios a fines de semana con el aforo del 70 por ciento.
Fuente: MILENIO
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