Arte
Por
Christian García
Publicado el sábado, 12 de octubre del 2024 a las 03:59
Saltillo, Coah.- Gerardo Laveaga vive en dos ficciones: la de la imaginación pura que vuelca en novelas, y la del derecho, una serie de leyes que moldean la forma en que el ser humano se relaciona con el otro y su entorno. Pero, ¿cómo afecta esto a esos seres que día con día se mueven por el mundo?, ¿son realmente buenos o sus valores existen?
Esa es lo que el escritor y abogado pone en tela de juicio en Hacia el Pantano (Alfaguara, 2024), su nuevo libro en el que explora la vida de Arturo Pereda, un magistrado federal jubilado, quien poco a poco se encuentra, por motivos políticos, con el mundo de la corrupción. A su vez, el joven profesor de Derecho, Rodrigo, se ve enfrentado con su ética por su deseo, personificado en la figura de Rusalka, una alumna de la cual está enamorado, mismo que se cruza con un joven activista que busca, por medio del idealismo, una utopía.
Para Laveaga, este libro está escrito no para “describir el mundo político ni jurídico”, sino utilizarlo como un escenario, en el que se contrapongan “los contrastes entre la actitud y la conducta de algunos actores y los valores que tienen que defender o que dicen defender. A mí me interesa mostrar a personas reales. Por ejemplo, cuando ves las revistas, la televisión, las redes, ves cuerpos perfectos de hombres y mujeres. Y tú dices ‘no hombre, yo nunca voy a tener un cuerpo así, qué maravilla. No, es imposible’, y eso a veces frustra, decepciona, desanima. Lo mismo pasa con los valores en el derecho y en la política. Te ponen valores tan altos que la pregunta es, ¿se pueden cumplir? ¿Son asequibles realmente esos valores? De eso trata mi novela”, explica el autor en entrevista con Zócalo.
La obra plantea los dilemas morales de unos personajes que deben decidir entre la integridad o el beneficio personal: ¿merece la sociedad que se sacrifique el bien personal por ella? Parece decir el libro, cuya pregunta resuena en el viento pues, como apunta el autor, no hay una respuesta sino que hay varias que el lector podrá descubrir.
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En el libro no doy ninguna respuesta, sino que dejo que cada lector tome y llegue a su propia conclusión”, ya que el Derecho “es una ficción que modela la realidad y eso es lo que quiero resaltar. Eso me recuerda una vez que hablé con un magistrado muy honorable. Él me dijo ‘yo nunca he cometido un acto deshonesto. Sigo el proceso y le doy hasta donde me lleve. Y sí, es cierto, muchas veces por seguir los 322 pasos del proceso he dejado libres a criminales. Y es cierto que he condenado a personas inocentes, pero yo he seguido el proceso con pulcritud. ¿Eso se vale?, a lo que le dije, ‘oye, pero magistrado, yo no soy un justiciero. Yo soy un burócrata y yo cumplo con mi deber. ¿Hasta dónde es ese parámetro defendible?’ Bueno, esto es algo de lo que planteo en mi novela”, explicó el también autor de Justicia y El Sueño de Inocencio.
Así, Hacia el Pantano se convierte en un libro que confronta a quien lo lee sí, desde el mundo de la ficción, pero sobre todo del de la reflexión personal sobre el mundo en el que se mueve: ¿por qué los valores que plantea la ley son así?, ¿los procesos que se siguen a quiénes benefician?, ¿deberían de ser, siempre, tan largos, pesados y laboriosos?
Según explica el también abogado, plantearse esas preguntas son una forma de enfrentar al mismo sistema que existe y que da poder a algunos cuantos, y no a todos. Aunque de alguna forma sirvan para el control.
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Creo que la primera pregunta que debemos hacernos es si estamos fallando al cumplir esos ideales o si los que están demasiado altos son esos ideales? Por eso en el título, cuando hablo de un pantano me refiero a ese espacio que hay entre la realidad y el ideal. Para mí ese es el pantano, y eso me lleva a preguntarme cómo lo atravieso y cómo llego a ese pantano. Es un planteamiento que hago y no doy soluciones, como lo digo, para que cada lector tome las uñas.
“Porque cada persona tiene que determinar cómo, en qué momento y hasta dónde cumple o no cumple.
Yo quisiera que magistrados y jueces se cuestionaran porqué tenemos procedimientos infames. Eso me lo pregunto no como novelista, sino como abogado. La pregunta es, ¿por qué están esos procedimientos ahí? ¿Quién los puso? ¿Para qué los pusieron? ¿Para mantener la hegemonía de un pequeño grupo? ¿O porque de veras les interesa mucho el debido proceso? Es una buena pregunta”, concluyó el también autor de Justicia y El Sueño de Inocencio, entre otras novelas.
A LEER:
Hacia el Pantano
Gerardo Laveaga
Alfaguara, 2024
280 páginas
329 pesos
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