Piedras Negras, Coahuila.- En medio de una noche cálida, personas que se encontraban en el Paseo del Río, del lado de Piedras Negras, Coahuila, justo abajo del puente internacional número uno, que divide a esta ciudad de Eagle Pass, Texas, empezaron a correr hacia la explanada del asta Bandera, al darse cuenta del gas lacrimógeno o gas pimienta en el ambiente.

El gas cala en los ojos, en la nariz, en la garganta y es inevitable sufrir un cuadro de tos, de lágrimas y afectación en las mucosas, pero ¿de dónde ha venido el gas que ha obligado a las personas, entre ellos infantes, a retirarse del lugar?.

La noche ha caído y es difícil ver de dónde ha llegado el gas, hasta internarse nuevamente en el Paseo del Río, donde se puede observar a un grupo de familias en situación de movilidad ya del lado norteamericano, quienes gritan ante la agresión de la Guardia Nacional del estado de Texas.

Son cuatro familias, entre las que se encuentran nueve infantes, quienes gritan: “Déjenos entrar por favor” y de momento hay uno que grita: “Por favor, vámonos”, mientras con un altavoz un agente de la Guardia Nacional indica que tienen sólo cinco segundos para retirarse, antes de una nueva agresión con proyectiles de gas pimienta o lacrimógeno.

Del lado mexicano, algunas personas observan el momento de tensión, con preocupación principalmente por las niñas y niños que se encuentran en el grupo de personas.

“ Tienen cinco segundos para irse”, se escucha la voz de una mujer oficial de la Guardia Nacional y el conteo de un elemento, entre los llantos y gritos del grupo de personas.

“ Ayuda por favor”, grita otro niño.

El llanto de los infantes no cesa y entonces el grupo decide retirarse del lugar y regresar nuevamente al lado mexicano, son ya las 21:13 horas, cinco minutos después dos lanchas de autoridades norteamericanas hacen presencia.

A las 21:23 logran llegar a la vega del río con su decepción e impotencia a cuestas.

“ Nos pica mucho la cara”, exclaman los niños mientras salen del agua.

El grupo comparte que son originarios del estado de Trujillo, Venezuela y señalan que les lanzaron gas pimienta a las cuatro familias que está compuesta de nueve infantes.

“ A mí me dispararon seis veces en la espalda con el niño en los brazos y nos dijeron que a ellos no les importaba que les dispararan a los niños, porque dijeron que uno es el que los pone en riesgo”, indica Gerson.

“ Y se echaban a reír”, señala Lilibeth.

Entonces muestran un video que grabaron al momento de una de las agresiones, pues aseguran que fueron casi 20 proyectiles que les lanzaron de gas pimienta, mismos que tocaron en sus cuerpos, en el agua e incluso en la espalda de una de las niñas.

“ Si no regresan pa’ atrás les vamos a echar más gas pimienta”, se escucha que grita uno de los elementos al advertirles sobre otra agresión.

“ Se reían, nos tiraron cosas amarillas también”, señala Lilibeth.

Los niños y niñas tienen de nueve a dos años de edad, la más grande es una de las hijas de Lilibeth, quien sufre un problema de nutrición y por quien ha decidido migrar a Estados Unidos.

Indican que no esperaban ese recibimiento, precisan que sus connacionales que han logrado cruzar, les han comentado que son bien recibidos en tierras norteamericanas y no pensaron recibir una agresión como tal, cuando llevan niños.

Señalan también que la agresión que recibieron fue desde que estaban en el afluente y ni si quiera cruzaron los muros de púas que delimitan y que impiden la entrada.

Llevan cinco meses viajando, entre la Selva del Darien, que a pesar de su peligrosidad, precisan que lo más duro ha sido el enfrentar a las autoridades mexicanas, quienes también los han agredido.

“ Las personas mexicanas nos han ayudado mucho, nos han regalado comida, nos dan hospedaje, pero las autoridades mexicanas son de lo peor, también nos han agredido”, señalaron.

“ No nos pueden dar posada o comida algunas personas porque los tienen amenazados las autoridades, ni los buses públicos nos levantan”, agregaron.

Llegaron a la frontera en tren y luego tuvieron que caminar, en un tramo fueron interceptados presuntamente por elementos del Ejército o Guardia Nacional y señalan que ellos también los agredieron.

“ Nos dieron golpes, mi esposo fue agredido con mi hijo en brazos”, señala Lilibeth.

Los niños quienes se han recuperado un poco, luego de vomitar en el afluente por el gas lacrimógeno, empiezan a relatar también la situación y señalan que una de las niñas, Ivana, recibió uno de los proyectiles en la espalda.

Con lágrimas, con un sentimiento de impotencia y de vulnerabilidad, deciden que se quedarán cerca del río, pues intentarán nuevamente el cruce de manera irregular, ya que indican que están desesperados porque no han podido obtener una cita a través de la aplicación CBP One.