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Verónica Marroquín Narváez | Foto:Martín Balandrán

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Verónica Marroquín Narváez recibe el premio Municipal a la Mujer

Por Redacción

Publicado el domingo, 16 de marzo del 2025 a las 05:00

 Saltillo, Coah.- La licenciada Verónica Marroquín Narváez es hija del doctor Jorge Saúl Marroquín de la Fuente, originario de nuestro vecino estado de Nuevo León, y de la C.P. Graciela Narváez de Marroquín, originaria de San Luis Potosí al igual que nuestra galardonada, colaboradora desde hace casi 9 años de la revista Elite, de Periódico Zócalo, con su columna Sanando desde del Alma.

Para Vero, el recibir este premio como activista social por parte del municipio de Saltillo, de manos del alcalde Javier Díaz y de su esposa Luly, la llena de gran alegría y está muy emocionada y agradecida.

A Vero, desde su infancia hasta hoy en día, jamás le pasó por su mente que algún día se le reconociera, pues es su esencia el ayudar. Comenta que es su misión de vida, lo tiene más que claro, y agradece de forma infinita este reconocimiento saltillense por su labor a favor de los más vulnerables desde toda su vida. Es una trayectoria desde su infancia, así que ya son cerca de 50 años de activismo y altruismo social.

Vero, como le gusta que le llamen, estudió en el Colegio La Paz desde primero de primaria hasta tercer grado de secundaria.

Desde que tiene uso de razón, realizaba acciones altruistas como llevar despensas a los más necesitados, y el dinero que le daban para gastar en el recreo, en ocasiones lo donaba para las Misiones cuando había colecta.

Estas acciones las hizo durante los 14 años que estudió en el Colegio La Paz y en la preparatoria en el Colegio Ignacio Zaragoza

Primaria y orfanato

Vero recuerda, con gran nostalgia y alegría a la vez, que ayudaba a las niñas del orfanato que estaba atrás de la casa de su papás, que aún existe hoy en día. Comenta Vero que llegaba del colegio, se cambiaba el uniforme, comía, hacía su tarea como podía y, si había algunas asignaturas que no comprendía bien, la dejaba pendiente, pero eso sí, corría después al orfanato para ayudar a las niñas en sus tareas, arreglar sus cuartos, sus ropas, jugar con ellas, ayudarles en sus tareas. A veces ni ella hacía la suya, pero sí hacÍa las de las niñas del orfanato.

Vero contaba con 10 años cuando empezó a asistir al orfanato, le gustaba llevarles aretes, ropa y juguetes que sus papás le regalaban a ella. Vero se los daba a las niñas a escondidas de las monjitas encargadas del orfanato. También le encantaba peinarlas y verlas lindas, limpias, les enseñaba temas de higiene que con esa corta edad ella sabía y les compartía.

Desde ahí escuchaba a las niñas, pues contaban historias desgarradoras; abusos que, a esa edad, ni ella misma entendía las cosas que le contaban por su propia inocencia. Vero vivió gracias a Dios con mucho amor y cuidados, con todas las necesidades primarias cubiertas y con un gran ejemplo de respeto dentro de su familia nuclear, con sus padres y hermanos (as). “He ahí la importancia de que desde la infancia”, comenta Vero, “se cubran las necesidades de la Pirámide de Maslow”.

La etapa de la secundaria

Ya más señorita, empezó a asistir Vero al asilo de ancianos que estaba casi enfrente del Museo de las Aves, donde ayudaba a realizar piñatas y luego venderlas, para así ayudar en el mantenimiento de los abuelitos y abuelitas, ya que era mixto.

Había muchas carencias, recuerda, y ella les llevaba productos de higiene personal. Recuerda a una abuelita que no tenía piernas y no había silla de ruedas para ella, por lo que se quedaba en su cama y Vero iba a quedarse ahí a escuchar sus historias de vida. Tristes, ya que comenta Vero que sus hijos la llevaron al asilo y nunca volvieron, quedándose con su herencia. Le contaba que ella tuvo mucho dinero, y ya ni para papel higiénico tenía.

En la preparatoria

En esta etapa iba a las Misiones a la Sierra del Salto de Durango, con sus compañeros de La Salle, algo que le llenaba el alma pues considera que eso es amor, ya que pasaban 10 días sin bañarse. Sólo baños “vaqueros”, si bien te iba.

“A veces tocaba que había, gracias a Dios, lagunas, y aunque estuvieran heladas, pa´dentro”, comenta, “a bañarse en las lagunas o ríos cercanos”.

También asistía a una casa hogar, de igual manera, a ayudar como en el orfanato, pero aquí había sólo niños. “Al menos mi memoria eso me dice”, comenta Vero, quien ha tenido en estos tiempos algunas complicaciones de salud y, en ocasiones, ya no tiene muy claros ciertos momentos con tanta precisión.

“También en ese tiempo iba a la colonia Guayulera con una campana que tocaba por las calles, e iban saliendo uno a uno los niños y niñas para que les hablara sobre Dios y pudieran hacer su Primera Comunión; les hablaba de la higiene y cuidados personales, sobre valores, así como a las  madres de familia. Les llevaba dulces a los niños para incentivarlos. Si no llegaban peinados y por lo menos baño ‘vaquero’ no habría premio. Las condiciones de esa colonia eran muy precarias”, recuerda.

En prepa estuvo muy activa en cuanto al servicio social, ya que estaba más grande, con mayor libertad y responsabilidad y ya podía ir y venir y ayudar más desde una formación más integral, ya que contaba con más estudios y experiencia.

El servicio en la licenciatura

Vero, como licenciada en Educación Especial, desde el primer año de la Normal empezó a ayudar en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, antes soledad Diez Gutiérrez, de donde eran sus abuelos maternos.

Ya casada y con apenas su hija mayor, Verito, hacía servicio social en el DIF de ese municipio. De igual manera llegaba gente en condiciones de pobreza extrema, con necesidad de ayuda psicoemocional, y con niños y niñas con necesidades educativas especiales que nadie atendía.

Vero trabajaba en un kínder privado, en San Luis Potosí, en el estado donde nació, con alumnos de maternal que tenían distintas necesidades especiales. Ahí inicia su trayectoria con esta población tan vulnerable también.

Al mismo tiempo que trabajaba y estudiaba, hacía labor social y atendía a su esposo e hijas, pues más tarde fue creciendo la familia, aún embarazada de Andreíta, la tercera hija después de la pérdida de su segundo hijito varón (su gran dolor de vida, comenta) y una de las razones por las que se hizo también tanatóloga. Dice ahora, “cómo pude con tanto, Dios mío, solo tú me diste la fortaleza y el amor a mis semejantes en la situación más vulnerable”, y sonríe.

“Yo tenía apenas 24 años cuando nació mi tercera hija. Muy joven me casé, a los 18 años, muy jovencita, pero muy enamorada, por supuesto, y fui mamá por primera vez a dos meses de cumplir 20 años, comenta Vero con una gran sonrisa, pues sus hijas son su mayor tesoro.

“Después llego El Pollo”, dice, Estefa de cariño, a sus 29 años, y cerró la fábrica. Y después se separó, otro dolor en su vida después de haber vivido la pérdida de su hijito.

Y así siguió ya sola y sus tres hijas un caminar nada fácil, pero con gran amor a ellas y a sus alumnos, pacientes y personas que se acercaban para que las ayudara emocional y espiritualmente, con una educación integral. Siempre con una resiliencia y fortaleza admirables.

Muchos retos ha tenido que sortear Verónica, sin duda. Comenta que esta parte es muy, muy intensa y larga de contar, no acabaría, pero dice que trabajó en programas sociales, en la Procuraduría de Atención Ciudadana, en medio ambiente y en su consultorio privado, como terapeuta familiar y tanatóloga, así como en centros de atención múltiple, con alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales.

Asimismo, no puede dejar de nombrar la tragedia que vivió con el diagnóstico de cáncer de mamá a sus 38 años. Desde los primeros meses de tratamiento se unió como vicepresidenta en Grupo Reto, para ayudar a mujeres en mayor desventaja con terapias grupales y en la realización de eventos en conjunto con Lety, la presidenta de Grupo Reto en ese entonces, en el año 2009.

También realizó campañas de prevención en colonias vulnerables, para ayudar a las mujeres a detectar el cáncer a tiempo y salvar su vida.

Es una historia de éxito que ha compartido en todos lados a donde la invitan, y donde ella cree que se requiere esa información, pues también comparte temas de gran interés en radio y televisión.

La trayectoria de Verónica es muy vasta e interesante, cómo ha ido viviendo con dolores personales y al mismo tiempo ayudando a sus semejantes. Siempre está estudiando para estar a la vanguardia en temas de desarrollo humano y dando cursos de Sana tu Vida, conferencias y su testimonio de vida, así como el tema de evangelización con el Espíritu Santo y Kerigma, pues si algo tiene Vero es que es una mujer de mucha FE.

Durante la pandemia, realizó lives para ayudar a las personas a salir adelante durante esta crítica situación que vivió el mundo entero. De igual modo, a sus alumnos de educación especial les daba sus clases en línea, lo cual fue todo un reto por su situación específica.

Con amigas de diferentes estados de la república, Vero también formó un grupo para hacer lives por Facebook e impartir por zoom conferencias gratuitas de desarrollo personal. El grupo se llamaba Mujeres de Luz.

Hoy por hoy, Verónica está en un Centro de Atención Múltiple Laboral, donde se atiende a jóvenes con discapacidad.

El año pasado, la doctora Rosalinda Garza la invitó para abrir el Centro de Justicia Restaurativa Artesanos de Paz, donde se dan talleres y cursos diversos sobre todo de mediación, un mecanismo alternativo de solución de controversia (MASC) y la historia y trayectoria de vida de activismo y altruismo social, no termina.

“Este premio para mí representa toda una trayectoria de vida, no nada más en el área laboral, sino en mi misión que estoy 100% segura que es el ayudar a los más vulnerables y ayudarlos a sanar el alma, como dice mi columna Sanando desde el Alma, que ya tiene casi 9 años. El premio se lo dedico primeramente a Dios, a mis padres y a mis tres hijas, y pues a toda aquella persona que sin saber le tendí una mano, y también a los que en algún momento de mi vida me ayudaron a mí también”, finaliza Vero, cuyas columnas siempre termina con su ya entrañable frase “Diosito por delante”.

 

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