El crecimiento de la población cada vez es más notable en las ciudades. Sus factores pueden ser muy diversos. El más lógico y demostrado estadísticamente es el alto índice de embarazos no deseados de menores de edad. Pero aparte de éste punto también existen como aquellos que son en la busca de oportunidades para encontrar trabajo, inversión de alguna franquicia, etc. Cualquiera que fuera el motivo de algo que es seguro ante el crecimiento de población, es la necesidad de tener una vivienda.
Una casa se ha convertido en algo prioritario ya sea de renta o compra siempre existirá una discrepancia ante la demanda y oferta en éste rubro. Con esto intento decir que es mayor la demanda de quienes buscan una vivienda sin importar el tamaño pero no hay disponibilidad.
En controversia a la falta de vivienda que se deriva por el crecimiento de la ciudad, en el caso particular del centro de Saltillo encubre un antagónico secreto de casas que han sido abandonadas y que el paso del tiempo las ha convertido en ruinas amenazantes y cuyo desdén de sus legítimos propietarios, así como las disposiciones del Centro Histórico contribuyen a que el abandono se prolongue.
El Catastro, ni el Registro Público de la Propiedad, pueden precisar el número de casas abandonadas; sin embargo, el Centro Histórico cree que son alrededor de más de 800 en lo que comprende el perímetro de la zona centro y sólo existe algo en concreto; son innumerables y se pueden encontrar en todas las calles adyacentes al centro de la ciudad cuyas dimensiones hacen pensar dos veces a quien decida rehabilitarlas por el alto costo de los materiales; por no rebasar los límites que el Gobierno ha puesto para que no pierdan su arquitectura y otra: ¿Vale la pena volver a invertir en ellas?
Ante la interrogante anterior no solo en administraciones pasadas municipales sino también en la actual mucho han hecho en tratar de darle mantenimiento a las puras fachadas, empero, ya gran parte de estas viviendas están tan deterioradas que resulta un peligro no solo para el personal que supervisa esos inmuebles por parte de la Presidencia Municipal, sino también para los vecinos en que éstas puedan derrumbarse en un intento de querer embellecer éstos cascarones de casas.
No existe en la ciudad autoridad alguna que obligue a los dueños de los predios ruinosos a que atiendan las tapias, y todos coinciden en que la alternativa se centra en una invasión pacífica para determinar si existen dueños o de lo contrario extender una documentación a quienes sí tienen necesidad de habitarlas.
Mientras la ciudad crece, la demanda de vivienda se incrementa y la falta de espacios territoriales asfixian a la ciudad, mientras desde el centro, sólo, en penumbras, cientos de casas ven pasar el tiempo añorando volver a ser habitables; mientras que otras al no soportar el abandono han sucumbido ante las condiciones climáticas y precipitaciones pluviales.
El Registro Público de la Propiedad coincide en que el mejor destino para estas edificaciones sería una invasión pacífica, para que el término de diez años de posesión de mala fe, cuyos estatutos de la ley contempla para la prescripción de la invasión que para el efecto también tiene que ser pública y aunque no exista un documento que ampare la propiedad de los mismos, la ley extendería el correspondiente a quien de vida las mismas. Aunque esta recomendación no es algo oficial, es decir, que esté incentivando a la gente, al menos son comentarios que rumoran quedando solo en eso.
El padrón de registro que existe en la dependencia es por papelería y propietarios de predios; por lo tanto, se desconoce el estado físico de las fincas y se tendría que buscar en el Catastro, para determinar la ubicación para ver cuál fue el último traslado de dominio a nombre de determinada persona. Con base en la identidad de propiedad de propietarios de fincas, se precisa una estadística para determinar índices. Se ha logrado tener poco avance en la captura de quienes son los dueños sin embargo, existen edificaciones que con el paso del tiempo se han extraviado documentos.
Es evidente que la misma Presidencia Municipal no puede hacer ninguna actividad fuera de registrar documentos, expedir certificados o cancelar los mismos no teniendo facultades legales para otro tipo de actividades.
Para muchos propietarios es muy cómodo mantenerlas en ruinas pretendiendo ganar plusvalía por el paso de los años; por lo tanto el ayuntamiento debería ser más enérgico y dar el mismo trato si se tratase de un terreno baldío.
Es una lástima ver como prevalece el desinterés de los propietarios de dichas viviendas que ofrecen un pobre panorama al Centro Histórico cuando se trata de edificaciones antiquísimas, que merecen la intervención de una autoridad para que sean recogidas, dada la apatía de los legítimos dueños y sean utilizadas como albergues, oficinas u otro uso administrativo y de beneficio a la sociedad. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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