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| En tales escritos, Castellanos lo mismo podía hablar de algo en apariencia tan trivial como la forma en que llevaba el cabello. Foto: Zócalo | Agencia Reforma

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UNAM celebra a la ‘incendiaria’ Rosario Castellanos

Por Agencia Reforma

Publicado el jueves, 8 de agosto del 2024 a las 11:32


Rosario Castellanos hace más de 50 años tenía presentes varias de las problemáticas de las que el feminismo sigue ocupándose hoy

Ciudad de México.- En una vieja antología que halló en el acervo de una biblioteca del ISSSTE en Ciudad Valles, en San Luis Potosí, Sara Uribe leyó a los 13 años por primera vez un poema de Rosario Castellanos (1925-1974), Bella dama sin piedad.

Desde entonces, Uribe, futura poeta, quedaría prendada de aquellas líneas, de la “lentitud púrpura de la cauda; la atmósfera vibrante / de aria recién cantada”; “¿cómo no quedarme a vivir en esos versos que condensan la plenitud de la ausencia y la vuelven la presencia posible del instante?”, dice la autora queretana.

Esto es a lo que me refiero cuando digo que la obra de Castellanos es radical; una obra es radical cuando al leerla no sales inerme de ella, cuando no puedes continuar con tu vida como si nada hubiera pasado.

Porque lo contundente y lo rotundo de esas palabras escritas hace más de medio siglo te atraviesa y enciende en ti una llama que se queda prendida a través de los años. Rosario Castellanos tiene ese efecto en quien lee su obra, no sólo la poética”, subrayó Uribe este miércoles en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, donde se celebró una jornada académica y cultural por el 50 aniversario luctuoso de la autora de Balún Canán.

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Durante su conferencia magistral, titulada “Aquí arder, aquí hablar” -tomado de un verso de la homenajeada-, Uribe abordó no sólo la presencia constante del fuego como metáfora en la poética “ontológica y presentista” de Castellanos, con una exaltación del gozo y un intenso habitar el aquí y ahora, sino también el carácter incendiario de su narrativa.

Es decir, esos “otros fuegos” que constituyen formas de resistencia ya no ante la finitud y la fugacidad, sino frente a mandatos de género. Las subjetividades femeninas contrabandistas, como Castellanos misma las refirió desde su tesis de maestría en Filosofía sobre cultura femenina, que no son otra cosa que mujeres que se arriesgan a cometer el desacato de las normas.

Las contranarrativas contrabandistas originan modelos que disienten de los estereotipos, en este caso de la feminidad, que nos han dictado a través de los siglos. Y con eso ponen en duda, hacen trastabillar aunque sólo sea un poco, las ideas de lo que deberíamos ser o hacer las mujeres”, expuso Uribe tras poner como ejemplo protagonistas de relatos que huyen de sus realidades o sencillamente no encajan con los roles que se les han impuesto.

Que la literatura escrita por una mujer en los años tempranos de la segunda mitad del Siglo 20 otorgara representatividad literaria a problemáticas básicas, que denunciara el juego de poder de las relaciones de género, cuando evidentemente la literatura masculina las obviaba o invisibilizaba, es también un acto radical de anunciación de las condiciones de opresión de las mujeres de su tiempo”, agregó.

Desde el acto inaugural de la jornada, Gabriel Guerra, analista político e hijo de la autora conmemorada y del filósofo Ricardo Guerra, señaló la vigencia de los grandes temas en la obra de su madre: la exclusión de la mujer, la doble exclusión de la mujer indígena, la triste y marginada condición de los indígenas en México, el centralismo político, académico, intelectual.

 

Todo eso sigue ahí, y yo no sé si eso la hace a ella una visionaria, o nos hace a nosotros como país y como sociedad ligeramente lentos de aprendizaje”, expresó, breve en su participación en tanto considera no tener más mérito que “haber llorado cuando me dieron la nalgada al nacer”.

Debe haber otro modo de ser mujer, debe haber ‘otro modo de ser humano y libre’. Esa frase de Rosario nos la seguimos repitiendo y seguimos buscando esas estrategias”, enunció, por su parte, la escritora Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM.

Pero acaso sea en su ensayística y sus columnas periodísticas donde figura una Rosario Castellanos que ya hace más de 50 años tenía presentes varias de las problemáticas de las que el feminismo sigue ocupándose hoy día: la maternidad, el trabajo doméstico, la doble o triple jornada laboral, la equidad de género, la independencia, la autonomía y la emancipación femenina, y hasta el propio cuerpo de las mujeres.

Rosario Castellanos fue la escritora mexicana más audaz e importante del Siglo 20. Fue en sus ensayos, su género más numeroso, donde se estableció como pensadora mexicana”, sostuvo la académica estadounidense Andrea Reyes, compiladora de los más de 300 artículos publicados en Mujer de palabras, y que habían sido excluidos de antologías previas.

Sus editores habían excluido los ensayos con las críticas más fuertes de costumbres machistas mexicanas, y además las más chistosas”, añadió Reyes al presentar una reedición de su compilado, originalmente publicado por Conaculta, pero que ahora se lanza nuevamente en una coedición del Fondo de Cultura Económica (FCE), el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, y otras instancias.

En tales escritos, Castellanos lo mismo podía hablar de algo en apariencia tan trivial como la forma en que llevaba el cabello o si pasaba un día viendo la televisión, que revirar contra las críticas que había hacia jugadoras de fútbol cuya existencia era tachada de antiestética y antifemenina, y hasta pedir que se escuchara a las mujeres en un asunto tan importante como el control de la natalidad.

He aquí otra vez el rumor de la hojarasca, esa ventisca incendiaria, esos resquicios por donde la vemos buscar, demandar y plantear agencia concreta para las mujeres”, encomió Uribe.

A 50 años de su ausencia, el fuego que Rosario Castellanos encendió con su literatura está más vivo que nunca. Y esas altas llamas que nos iluminan justo hoy, justo ahora en este momento, nos plantean la incansable, la radical tarea de preguntarnos siempre quiénes somos”, concluyó la poeta queretana.

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