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Coahuila

Una guerra declarada

Por Cholyn Garza

Hace 1 mes

Un día sí y otro también.  Las noticias que se reciben a través de los medios son de una violencia que sobrepasa toda expectativa.  No se usted, estimado lector (a) pero al menos yo, nunca hubiera imaginado a nuestro México inmerso en una situación de degradación humana que ha llevado a la violencia extrema.

¿Qué nos sucedió a todos? ¿dónde quedó el país que disfrutamos muchos de nosotros? Ciudades, poblados que gozaban de tranquilidad, hoy se han convertido en un verdadero infierno para sus pobladores.

México, siempre se caracterizó por su gente amable, que compartía con alegría cada festividad.  Se unía el pueblo lo mismo para las celebraciones religiosas que para conmemorar una fecha histórica o una tradición.

Hoy, hasta la ceremonia del Grito hubo de suspenderse en algunos lugares, por el temor a salir a las calles.

La amenaza de grupos delincuenciales, que están imponiendo su ley de la manera más infame, mantiene a los habitantes de no pocos lugares de nuestro país, con ese miedo justificado que recorre el cuerpo.

Centros escolares cerrados, negocios, viviendas, igual; vehículos incendiados, bloqueos de carreteras, en fin, una serie de atropellos a una población que vive de su trabajo y que de pronto ve que su patrimonio producto de su esfuerzo, se lo han robado.

¿Quién va a poner orden en la casa? ¿En nuestra casa común que es nuestro querido y hoy muy lastimado país?

La inseguridad ha crecido a pasos agigantados y ha puesto en riesgo en no pocos estados a sus pobladores.  “Mi ciudad ya no es la de antes”, afirman quienes están viviendo una pesadilla que jamás pensaron vivir.

La expresión se repite en otras entidades porque la violencia se va extendiendo de manera peligrosa y amenaza día a día, con destruir lo que le venga en gana.  Grupos delictivos que se van posesionando de lugares para establecer su dominio al costo que sea.

Lo peor de todo es que el precio es muy elevado y está causando un gran dolor a las familias, a las que han dejado solas, a su suerte.

Es terrible, inaceptable diría yo, escuchar a quienes nos gobiernan que va a continuar la política contra la delincuencia porque ha dado resultados.  Que hay que atender las causas, pobreza, educación y seguramente más abrazos a los criminales y los balazos a la gente de bien, trabajadora y honesta.

No se cambiará la estrategia porque enfrentarlos sería “desatar la guerra”, como lo hizo Calderón.

¿De verdad? Qué fijación con mirar hacia el pasado.  ¿No se han dado cuenta que los abrazos no sirvieron de nada? ¿Qué el crimen va avanzando, dañando pueblos, ciudades, y a le gente?

La guerra está declarada hace ya un buen tiempo y lo permitieron al dejarlos actuar libremente. Dejaron que creciera una situación que bien pudo controlarse o quizás, detenerse.

Atender las causas.  Creen que con regalar el gobierno dinero a los niños y jóvenes se va a detener la criminalidad ¡Por supuesto que no! El que aprende a robar y no es castigado, irá por más.

Lo más doloroso en toda esta situación es que se están perdiendo vidas de mexicanos que luchan por sobrevivir con honestidad, con decoro, sin hacer ningún daño a nadie.

Personas que viven de un trabajo honrado para sacar adelante a su familia.  Y qué decir de los campesinos, a quienes les roban su parcela y su producción.  Del empresario que invierte en beneficio de su país y da trabajo a la gente.  ¿Es justo ? ¿A quién le importa?

La criminalidad se va extendiendo, aunque duela reconocerlo.  Y es por la permisividad de quienes han pactado con los criminales y todo por la ambición del poder.

No les importó poner en riesgo al país y a sus habitantes.  Y el riesgo ha estado presente desde que empezó la destrucción que ocasionan en cada ataque a las ciudades y al patrimonio de los ciudadanos.

Sin el menor remordimiento cuando le quitan a vida a un ser humano y si entre las víctimas hay menores de edad.

¿Cree la presidenta y su equipo de seguridad que es hora de atacar las causas cuando la guerra ya está declarada?  ¿Consideran que es igual vivir en un palacio con escoltas y toda la protección a vivir con miedo a salir de casa y no saber si se regresará para abrazar a la familia?

En lugar de destruir instituciones y haciendo más daño del que ya han hecho, concéntrense en poner orden en la casa.  En nuestra casa común que es México.  Acéptenlo, en seguridad, han fracasado, como en muchas otras cosas.

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