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Coahuila

Un país de violentos: el fenómeno TRAKAS HDSPM

Por Luis Carlos Plata

Hace 3 semanas

Una expresión verbal catártica recorre México. Es el TRAKAS HDSPM (así, en mayúsculas y con faltas ortográficas, acrónimo de una vulgaridad). No es una moda o la adhesión a un estilo musical. No es un grito de guerra, si bien condensa una actitud explosiva. Es un manifiesto de vida. Revitalizante. Un mantra para quien lo pronuncia. Festivo y violento, como el carácter nacional. Especialmente lo último: violento.

El impacto cultural de la locución nace a partir de la propuesta del cantautor sonorense Luis R. Conriquez. Puede gustar o no, pero no deja de ser una intervención artística contemporánea. Incluso va más allá: la contracultura que José Agustín describió en su libro de 1996 es la contracultura de Conriquez y compañía en los tiempos que se viven: el rechazo a los valores establecidos, no como anarquía, sino dentro del mismo orden social.

Sus partidarios, antes y ahora, no reivindican una militancia política o una doctrina ideológica. Es, simplemente, la convergencia en torno a lo incorrecto. Agustín lo definió en su día: “Se da de una manera inconsciente, mostrando una profunda insatisfacción”.

No obstante, hay una diferencia sustancial: los movimientos y manifestaciones de rebeldía ocurrían antaño en un contexto de rigidez informativa, costumbres conservadoras y autoritarismo. Hoy la evolución de las telecomunicaciones permite copiar cualquier tendencia de cualquier parte del mundo a un clic de distancia, y rebasar transversalmente todos los atavismos; no es la misma circunstancia, por tanto.

El episodio que ocurrió en el palenque de Texcoco el fin de semana pasado (un zafarrancho causado por la negativa del referido cantante a interpretar narcocorridos) va más allá de la falta de civilidad y el consumo de alcohol en un ambiente trasnochado que se aprecia en la superficie de la noticia que conmocionó. Su significado es distinto. Fue, para muchos de los ahí presentes y fanáticos, la claudicación de la irreverencia y el sometimiento al poder en medio de una coyuntura nacional donde la tendencia es prohibir su difusión debido al contenido que hace apología de la violencia y enaltece la delincuencia.

De ser un fenómeno regional y underground, acotado a Sinaloa y el Pacífico norte del país, los corridos progresivos o alterados (denominados así en ambos casos por la velocidad a la cual son ejecutados instrumentos de viento y percusión en la escala musical), también conocidos como corridos tumbados o bélicos (debido a su temática), trascendieron a la masificación y eventualmente normalización.

Para dimensionar: el género Banda Sinaloense (esa lluvia de granizo ensordecedora donde todos tocan al unísono y no se escuchan entre sí) permaneció en el gusto del público por lo menos durante una década, y nunca desató pasiones ni adhesiones tribales en ese tiempo. Era sencillamente música. Sólo eso.

Hoy de manera orgánica, sin que una marca o patrocinador esté detrás mediante una campaña publicitaria, existen camisetas, gorras, stickers, pines, broches, cadenas, entre otros elementos con la leyenda TRAKAS HDSPM (Hijo De Su Puta Madre), popularizada por Conriquez.

Se trata, por definición, de “insignias de membresía social”.

Especial relevancia tienen las calcomanías que se pegan en los coches con la misma intención. Al respecto, el sicólogo Jonathan Haidt ha escrito en su libro “La mente de los justos” (Por qué la política y la religión dividen a la gente sensata), “son como insignias tribales, un ejemplo de mecanismo grupal”. El fenómeno “no es universalista; es más local y está mezclado con la lealtad”.

Si el automóvil es la extensión de la personalidad, los mensajes que se colocan en él son tatuajes: un pez cristiano, una manzana de Apple, una bandera de algún país extranjero, equipos deportivos, universidades, o meramente alguna frase o meme que produzca una reacción hilarante.

Ahora bien, a diferencia de las estampas o microperforados que por obligación, conmiseración, vergüenza o solidaridad se aceptan en los parabrisas por una temporada electoral a un candidato en un semáforo, colocar “motu proprio” la frase TRAKAS HDSPM en el parachoques representa una convicción propia. Gente que quiere ser identificada públicamente por su adhesión a una causa.

Es difícil determinar cuántos son, pero son legión. Tampoco es un tema democrático de mayorías y representación proporcional. Son suficientes para constituir un comportamiento social.

 

 

Cortita y al pie

Natanael Cano, Peso Pluma, Junior H, Gabito Ballesteros y Tito Double P son las caras juveniles más visibles entre un colectivo de juglares urbanos dedicados a esparcir el mensaje: una recreación fantasiosa y “alucín” del crimen, en pocas palabras.

Son la misma figura del boy band modélico de los ochentas y noventas, adaptada a las características de la generación en boga: hijos de la violencia social, del individualismo, de la disfuncionalidad en su entorno y del trastorno de déficit de atención e hiperactividad.

No sólo no se ocultan como antaño los vicios que les aquejan por un afán propagandista, sino que ahora se exaltan por un interés de mercado. Los presuntos transgresores, sin embargo, ya no se presentan en México. Estados Unidos ha sido el escenario elegido para sus giras por la protección personal que reciben y el público binacional que paga en dólares. Narran hazañas y proezas de sujetos y organizaciones de los que irónicamente huyen por supervivencia. Intoxican aquí pero viven allá.

Tras de ellos no hay un letrista, ni como escribano de escritorio público ni como compositor al servicio de intérpretes.

Es la modernidad que supone la creación con big data. Esto es, programas informáticos que seleccionan palabras en función de un algoritmo que reproduce información en torno a un tema específico. No se puede considerar plagio aunque tampoco una idea original. Es un puzzle, un scrabble. Asociaciones mentales que acaban convertidas en una letanía con altas probabilidades de ser aceptada popularmente, pues ha sido probada de antemano.

 

 

La última y nos vamos

Michael Tomasello, uno de los expertos más importantes del mundo en cognición de chimpancés, señala que una palabra “no es una relación entre un sonido y un objeto, sino un acuerdo entre las personas que comparten una representación conjunta de las cosas en su mundo, y un conjunto de reglas para comunicarse entre sí, acerca de esas cosas”.

Eso es TRAKAS HDSPM, o la onomatopeya convertida en abstracción que representa eliminar a un rival en automático; inferirle daño.

Señas de identidad, por lo demás. La nuestra.

 

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