Perturba el discurso de Trump. ¡¡¡Qué ridículo todo, qué circo y qué miedo, con este extraño enemigo que pretende profanar nuestro suelo!!!
En la oficina oval de la Casa Blanca, mientras el Presidente de Estados Unidos de Norteamérica, por segunda vez, Donald Trump, firma en el tradicional escritorio Resolute (regalo de la reina Victoria al presidente Rutherford B. Hayes en 1880), decreto tras decreto frente a muchos periodistas de la televisión y prensa escrita, atrás, sobre una mesa larga que da a una de las tres ventanas altas orientadas al sur se ven varias fotografías que aparecen enmarcadas.
Entre ellas, llama la atención la más grande, la más nítida y la visible, es la de una señora joven muy bella, que lleva un pequeño sombrero negro con plumas como se usaban en la década de los cuarenta. Desde allí, ella, la de la foto, parece mirar, con una sonrisa en los labios, al nuevo Mandatario, se diría que lo observa con ternura.
No resulta difícil adivinar de quién se trata, es la señora Mary Anne MacLeod Trump, madre del Presidente recién electo, Donald John Trump. Su hijo no podía estar más satisfecho consigo mismo. Él es a partir de ayer, el hombre más poderoso y temido del mundo.
El creador de una nueva era, impulsor de una “edad de oro” para Estados Unidos, el emisor de una criptomoneda, ahora una de las más valiosas del mundo, el artífice de la aparente paz en Medio Oriente, el amigo del hombre más rico del mundo, Elon Musk (dueño Tesla, SpaceX y de la red social Twitter, rebautizada como X), y de otros multimillonarios, como Mark Zuckerberg, patrón de Meta (Facebook, WhatsApp) y de Jeff Bezos, propietario de Amazon y del Washington Post.
Como dice el diario francés: Le Monde: “He aquí una nueva trinidad del poder norteamericano”. Según su editorial de ayer, esta inédita alianza de patrones de los medios resulta sumamente peligrosa para la democracia además de intencionalmente confuso para las plataformas sociales.
Como advirtiera Joe Biden sobre que Estados Unidos se está convirtiendo en una oligarquía de multimillonarios tecnológicos, lo que quedará patente en la investidura de Donald Trump, cuando los tres hombres más ricos del mundo se conviertan en aliados incondicionales.
Líneas abajo, el director del diario, Jerome Fenoglio, cita al gran filósofo Montesquieu, fuente de inspiración para los firmantes de la Constitución de EU: Del espíritu de las leyes 1748: “Cuando cesa esta virtud, la avaricia entra en todos los corazones. La República está en ruinas y su fuerza ya no es el poder de unos pocos ciudadanos”.
El que estaba más excitado de todas las personalidades e invitados que asistieron al juramento de Trump, sin duda era el hombre más cercano al Mandatario, designado para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk.
Estaba tan acelerado en el estadio Capital One, que durante su discurso agradeciendo por haber regresado al Presidente a la Casa Blanca, se le ocurrió utilizar un polémico saludo al estilo nazi. Vaya mal gusto de este individuo cuando en unos días se conmemorará el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio Auschwitz. Tendrá que pedir disculpas, porque sí fue muy evidente su estúpido gesto.
Hablando de algunos invitados especiales a la investidura del Presidente número 47 de Estados Unidos, no puedo dejar de hablar de Bill Clinton, quien me pareció particularmente avejentado y demasiado ausente. Un invitado a fuerza. Lo mismo vi en la exprimera dama Hillary Clinton, con su pelo muy canoso y con una actitud de fatiga. Sin embargo, me gustó su carcajada cuando el nuevo Presidente anunció que cambiaría el nombre del Golfo de México por Golfo de América.
Trump no tiene límites, si es capaz de eso, no me quiero imaginar lo que les espera a nuestros migrantes. Al que también advertí envejecido, muy delgado, pero sobre todo solo, fue a Barack Obama. Será porque no lo acompañó Michelle, su esposa, o será porque en el interior del Partido Demócrata ya se han dado muchas divisiones. Kamala estaba devastada y evidentemente triste. Su marido tenso y harto.
Del discurso de Trump, lo que más perturbó fue lo siguiente: “A partir de hoy, la política oficial del Gobierno de Estados Unidos será que sólo hay dos géneros, masculino y femenino”. En otras palabras: hombre y mujer y nada más.
¡¡¡Qué ridículo todo, qué circo y qué miedo, con este extraño enemigo que pretende profanar nuestro suelo!!!
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