Se afirma que Coahuila, junto a otras entidades como Nuevo León y Chihuahua, fue pionera en la fabricación de vidrio, sin embargo, no hay un antecedente que no se lleve a confirmar la existencia de alguna industria especializada en la elaboración este material. Quienes se anuncian actualmente como tales, son los que se encargan de la construcción de ventanas y cancelería de vidrio.
Según nuestra historia, la industria del vidrio en México se inicia en 1542, en Puebla, traída por los españoles. En el mundo son los egipcios los que inician la fabricación de este material y quienes lo perfeccionan fueron los romanos. Ya desde tiempos inmemoriales el vidrio se utilizaba para cubrir ventanas; ambas técnicas fueron traídas por los iberos al continente americano.
De lo que sí estamos ciertos es que están por cumplirse 80 años del primer negocio que se estableció en Saltillo para la venta de vidrios de todos tamaños y formas, creado en 1945, por don Antonio Cardona Alvarado, un visionario hombre venido de San Luis Potosí para radicar por siempre en Saltillo, donde creó una ejemplar familia al lado de su esposa Ana María González Estebané.
El negocio se sigue denominando Centro Vidriero y, por largos años, tuvo su cede en un local de las calles de Pérez Treviño, entre Acuña y Xicoténcatl.
Fue un emporio y una novedad en el Saltillo de principio de la segunda mitad del siglo pasado, lugar a donde concurrían personas de los diversos estratos sociales para enmarcar sus recuerdos, para cubrir sus ventanas. El Centro Vidriero fue pionero en estas lides y líder en la venta de vidrios y marcos, pero sobretodo en apoyo a la construcción del estado, mediante sus aportes para la edificación de casas y lugares públicos, donde los Cardona eran llamados para la instalación de su especialidad el vidrio.
Los Cardona González, a la cabeza don Antonio, le dieron más de cuarenta veces la vuelta al estado, prestando sus servicios en grandes y modestas construcciones, incluyendo las escuelas del CAPFCE, (Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas). O los ventanales del ya demolido Edificio Coahuila, por ejemplo, ahí donde ahora se ubica la enorme plaza desolada contigua al templo de San Francisco.
Su principal proveedor lo fue la Vidriera de Monterrey, pionera en la elaboración de este producto en el país.
Don Antonio y doña Anita trajeron al mundo a ocho vástagos: Antonio, Ana María, José Luis, Jesús, Margarita, Rosa María, Juan, Guadalupe y Juan Gerardo.
Sólo José Luis y uno de sus hijos sigue con la tradición en una modesta tienda ubicada en las calles de Corona, entre Bruno Neira y Obregón. Estoy cierto que el Centro Vidriero no va a morir, ahí seguirán los descendientes del señor Carmona Alvarado, quien dejó toda una filosofía para no fallar al cliente: ¡Si lo puedes hacer, hazlo, sino, dile que no!
Visité la tienda para mandar hacer unos marcos y comprar algunos vidrios para otros, desde luego no es la misma, nada se parece a la fundadora de las calles de Pérez Treviño, pero me llevé un trato amable.
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