No. No me refiero a una especie del periodo Triásico.
Aunque, bueno, la verdad es un término que aplica a un comportamiento bastante prehistórico.
Según Webster, un ultracepidario es alguien que “presume y ofrece consejo u opiniones sobre cosas de las que conoce muy poco”.
¡Ja, algo muy común en nuestra época! Quizá por eso el sitio Philosophy Matters la eligió como palabra del año en el 2018.
Ufff, y es que vivimos en la etapa Ultracepidaria del desarrollo de la especie humana. Las redes sociales nos invitan a opinar de todo. Nos ahogamos en tsunamis de verborreas simplonas de influencers y políticos populistas que opinan mucho, pero saben muy poco.
Hombre, a veces se combinan las dos, porque políticos influencers ya (mal) gobiernan en muchos lados. ¿Verdad Samuel García?
Curiosamente, el término tiene su origen en una antigua historia griega. Cuenta la leyenda que un zapatero criticó una obra del pintor Apelle, quien le reclamó que no opinara sobre lo que no sabía.
O sea, “zapatero a tus zapatos”.
Totalmente.
Porque saber decir “NO LO SÉ” es una de las cualidades más relevantes para distinguir a un buen líder en cualquier ámbito.
“Admitir que no sabes algo cuando eres el jefe máximo es difícil. A fin de cuentas, se espera que el que escaló la pirámide tenga certeza y confianza absolutas y que conozca todas las respuestas. Pero si piensas esto caerás en un grave error”.
Sabias palabras de Irving Grousbeck, catedrático de la Escuela de Negocios de Stanford, que recomienda a los jefes resistir la tentación de “blofear”, de adivinar una respuesta que desconocen.
En cambio, “no lo sé” son apenas tres simples palabras que demuestran la máxima humildad y que, paradójicamente, son también la máxima señal de confianza en uno mismo.
Cien por ciento de acuerdo.
Tal como advierte Grousbeck, un líder que pretende tener una respuesta que no sabe se arriesga por lo menos a:
1. Equivocarse. Y, OJO, porque por definición los errores de un jefazo pesan mucho más.
2. Dañar su credibilidad. Sobre todo porque la certeza dogmática no es una gripa; no se cura con un mejoralito. Por lo general es enfermedad crónica. El líder infalible no cambia y termina por perder la confianza de su equipo, accionistas, clientes… o ciudadanos.
Sabiduría pura de Irv, que por cierto fundó Cablevisión Continental y es copropietario de los Celtics de Boston. Un gran maestro al que habría que prestarle atención.
¿Cómo evitar caer en esta enfermedad propia de nuestra era?
Primero que nada, y a riesgo de ser obvio, pues sabiendo de la materia.
Esto es clave en lo que es esencial a tu actividad. Si no sabes algo esencial, fracasarás. Aprende de tus zapatos. Y luego practica, practica y practica (recuerda las 10 mil horas de Gladwell).
Por supuesto que habrá cosas en las que no vas a ser experto, imposible dominar todo. Ahí también un consejo básico: rodéate de expertos y luego hazles caso. Nada más peligroso que un líder poderoso que aborrece a los especialistas. No existe mejor y más triste ejemplo del que mal gobierna desde Palacio Nacional.
Una recomendación final: sé muy crítico con tus posturas, con tus ideas. Porque es bien fácil enamorarse de éstas. Sobre todo cuando eres un jefazo exitoso, porque el éxito genera arrogancia. Y la soberbia mata.
En corto, ponte en los zapatos del otro y sé abogado del diablo con tus razonamientos. Aquí te van mis cinco recomendaciones:
1. Poner por escrito la postura contraria. OJO, por escrito. Verbalizar ayuda a entender argumentos distintos.
2. Contestar: ¿qué podría estar mal con mi propuesta? Otra vez, por escrito. Ah, y encuentra al menos 5 debilidades.
3. Hacer un Benchmark. ¿Cuál es la mejor práctica y cómo se compara con tus ideas?
4. Preguntar a terceros. Sobre todo a expertos. Ah, y no caer en la trampa de demonizarlos (¿me escuchas, Andrés?).
5. Crear una alternativa mezcladita. Y sí, hasta puede incluir ideas de tu contraparte.
Que no te quepa la menor duda, Grousbeck tiene razón.
Hay que aprender a decir “no lo sé”.
De otra forma, prepárate para la extinción de tu empresa… ¡o de una ciudad, estado o país!
En pocas palabras…
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