“La Universidad de Columbia desarrolló un estudio para saber si los desencadenantes emocionales se vinculaban con el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Las relaciones no son claras, sin embargo, estas reacciones sicofisiológicas tan intensas resultan peligrosas para quien ya sufra enfermedades cardiovasculares. Muchas de nuestras reacciones más intensas, dolorosas o disfuncionales, en el día a día, se deben a disparadores emocionales, es decir, a realidades sicológicas como posibles traumas no tratados”.
Todos hemos aprendido diferentes mecanismos sobre cómo reaccionar ante los estados de alerta. Nuestro cerebro, comienza a adaptarse ante cualquier circunstancia. Podemos alterarnos al asustarnos, sentir ansiedad ante algo desconocido, reaccionar de manera “histérica” ante algo que pareciera no ser tan razonable, pero que nos conecta con un evento anterior que tal vez se quedó marcado en nuestro inconsciente.
La calidad de nuestra vida y de nuestras relaciones, depende en gran medida de esa apertura y trabajo interior de mejorarnos y de mejorar la manera en que reaccionamos. “Accionar” en vez de “reaccionar” es ya hoy una necesidad urgente, de la mano con un manejo sano de la ansiedad y de la ira. Todos arrastramos nudos no resueltos que en ocasiones asfixian. Toda situación que te hace sentir vulnerable; un evento, un recuerdo, personas que generen angustia, miedo, vergüenza, ira… pueden activar ese disparador. Los “triggers” o disparadores emocionales son dimensiones que se despiertan en una reacción sicofisiológica difícil de regular. Usualmente, van conectadas con un evento traumático. Por ejemplo, un choque donde después, ante cada freno causal, la persona grita o se pone histérica.
¿Pudieras recordar algún evento en tu infancia o en tu vida dónde te fue sumamente difícil? Es probable que al recordarlo emerja con el recuerdo una reacción sumamente intensa. Pudo haber sido un temblor, un accidente, alguna vez que te perdiste, un gran susto o un evento dónde percibiste una agresión que te marcó.
¿Cómo reaccionamos o qué se nos dispara ante los eventos?
¿Qué nos pone mal ante el miedo, la angustia, la ansiedad o la ira?
¿Cómo actuamos? ¿A quién dañamos?
Un evento no planeado, pero que usualmente hemos experimentado, puede detonar reacciones que hacen que nos salgamos del propio autocontrol.
Estos detonantes o disparadores, son improntas en el cerebro que retrotraen un instante traumático del ayer. La mente guarda estas experiencias y reacciona con intensidad cuando nos exponemos a situaciones con una emoción semejante. Muestran también que hay algo no resuelto, y esto es lo que nos lleva hacia nuestra reflexión de este momento: lo que me duele debo abordarlo y no dejarlo a un lado.
¿Cómo se manifiesta un disparador emocional?
• Con una mezcla de vergüenza, impulsividad e ira.
• Sentimientos de inseguridad, amenaza, miedo, necesidad de huir.
• Experimentando un alto elevado de estrés, ansiedad, discusión, enfado constante.
• Con reacciones físicas cómo: mareos, náuseas, temblores, sudor, taquicardia, dolor en el pecho, vacío en el estomago.
¿Qué tipos de disparadores emocionales existen?
• Trauma: después de un evento adverso, somos incapaces de procesar lo sucedido, de igual manera las emociones difíciles que derivan del evento.
• Ira: quien reacciona siempre fuerte con rabia, ira, de forma violenta.
• Ansiedad: nerviosismo o fobia. Discusiones o negociaciones constantes.
Cada disparador sicológico viene a mostrarnos algo.
Es necesario ver qué herida lo desencadena. Puede ser la herida de una familia disfuncional o el trauma de una relación de pareja dolorosa.
No temas al dolor, busca de la mano de un acompañamiento terapéutico cómo atravesar el dolor, ir al fondo de que lo causó e identifica cómo sanarlo. Con el apoyo de la terapia EMDR o con la terapia cognitiva conductual, puedes trabajar los “triggers”. De esta manera podrás manejar de una manera más asertiva los pensamientos que se avecinan, las creencias y aprender a regular las emociones y conductas. Todo esto te permitirá vivir de manera más apacible, y en tus relaciones podrás ver de igual manera un cambio latente.
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