Monclova
Por
Aníbal Díaz
Publicado el miércoles, 26 de marzo del 2025 a las 04:00
Monclova, Coah.- “Sin ofensas. Sin rencores. Sin nada. Yo nada más quiero el cuerpo de mi hijo y enterrarlo”, afirmó Luz Elena Hernández, una septuagenaria cuyo vástago, José Luis Jiménez, cumplirá 13 años desaparecido el próximo mes de julio.
El hombre, que se dedicaba a la albañilería, estaba por festejar su cumpleaños en 2012, cuando desapareció junto a un compañero de trabajo. Sólo encontraron su vehículo, calcinado, pero ningún cuerpo.
Luz Elena pertenece al colectivo ‘Juntos en Acción por Nuestros Desaparecidos Región Centro de Coahuila’, encabezado por Nancy Elizabeth Ramón Hernández.
“¡Son 13 años que he guardado mi dolor y mis lágrimas!”, exclama la adulta mayor, mientras rompe en llanto.
“Ahorita espero que las personas (las autoridades), que están más adelante, nos den la mano, que tengan un poquito de humanidad ante nuestro dolor”, afirmó.
“Yo nada más quiero una ayuda para nuestro colectivo y para las demás personas, que como yo, estamos viviendo este dolor, que volteen a vernos y nos den la mano, porque solas no podemos”, enfatizó.
Duras pérdidas
Hace 29 años, antes de la desaparición de José Luis, Luz Elena enfrentó la muerte de su primogénito, Felipe de Jesús, quien sufrió un envenenamiento por mercurio en la sangre, padecimiento que -dijo la mujer- contrajo en un taller en el que trabajaba.
Y hace 28, Jesús Jiménez, su esposo, también murió.
“No resistió la pérdida de su hijo”, lamenta la adulta mayor, quien recordó que Felipe fue sepultado un 10 de mayo.
“Ese fue mi regalo de Madre”, dice al respecto.
‘Madre, voy a cumplir años’
Sobre José Luis, recuerda que tenía 41 años. Y dos días antes de su cumpleaños 42 -que festejaría el lunes 16 de julio de 2012- salió a celebrar con un compañero del trabajo.
“Él llegó de trabajar y me dijo, ‘madre, voy a cumplir años. Te invito a mi casa a tomar un refresco el lunes”, recordó.
Respetando la cita acordada, la adulta mayor acudió a casa de su hijo, quien vivía en la colonia 21 de Marzo. Y tras horas de esperarlo, se percató que no llegaría, en medio de un ambiente que describió como ‘pesado’.“Pasaron como tres, cuatro días, y mi nuera, en lugar de venir conmigo, fue con mis hijas, a decirles que ella pensaba que él estaba conmigo”, relató.
“Mis hijas vinieron a darme la noticia… me dijeron, ‘madre, siéntate. Vamos a pedirle a Dios por nuestro hermano, porque no lo encontramos’. A los muchos días, apareció ‘el mueble’, quemado, pero los cuerpos no estaban”, recuerda, con tristeza.
“¿Quién se los llevó? No sé. ¿Qué les hicieron? No sé. ¿Qué fin tuvo? No sé”, añade.
‘Ayúdenos, ¡por caridad!’
“Ahorita, gracias a Dios que la señora Nancy ‘ha hecho punta’, para empezar a unirnos, a pesar de que su caso ya lo resolvió”, refiere sobre el colectivo y la presidenta.
“Le doy gracias por todavía estar en pie y darnos la mano, pero no es suficiente”, agrega.
“Necesitamos a las personas indicadas, que nos ayuden ¡por caridad!. Les pido que oigan mi súplica, que oigan mi dolor”, enfatizó, con los ojos colmados de lágrimas.
‘Quiero irme en paz’
“¿Aún guarda la esperanza de que su muchacho esté vivo?”, se le cuestiona.
“No. No guardo la esperanza”, responde. “Mi única esperanza es encontrar su cuerpo y darle cristiana sepultura”.
“Sin ofensas. Sin rencores. Sin nada. Yo nada más quiero el cuerpo de mi hijo y enterrarlo. Como madre, aclamo que me ayuden, para que el día que Dios me recoja, irme en paz”, concluyó.
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