Torreón
Publicado el viernes, 10 de enero del 2025 a las 23:14
Torreón.- Una mañana del 10 de enero de 2020 ocurrió uno de los episodios de violencia que más han sacudido a la Laguna y a México en los últimos años, el protagonista del mismo era un estudiante de la primaria del Colegio Cervantes de Torreón, en el campus frente al Bosque Venustiano Carranza.
Alrededor de las ocho de la mañana, José Ángel de 8 años de edad, pidió permiso para ir al baño, salió de su salón con su mochila en el hombro, durante varios minutos estuvo fuera de vista y cuando salió del sanitario traía otra ropa, era una playera blanca con la frase “Natural Selection”, un pantalón negro con tirantes y dos armas de fuego en su poder, iba vestido de la misma forma que el asesino de la escuela de Colmbine en Estados Unidos, en hechos ocurridos por el año de 1999.
Lo que siguió después fueron 9 disparos, accionó sus armas contra varios de sus compañeros, luego contra una de sus maestras, la profesora María Assaf, posteriormente se quitó la vida; la escena era de película de terror, como en uno de esos documentales de crímenes de las plataformas de video, algo nunca antes visto en la Laguna y muy poco común en México.
El tiroteo genero conmoción y llamó la atención de los medios de comunicación de todo el mundo, pronto, Torreón vio la llegada de reporteros y corresponsales de toda la nación y del extranjero, el año empezó de la peor forma para la Laguna.
Los partes informativos de las autoridades dieron cuenta de la muerte del menor José Ángel, así como de la maestra Assaff, además alcanzó a herir a cinco de sus compañeros y a un profesor de la institución, quienes con el paso de los meses se recuperaron de sus lesiones físicas.
¿Qué ocurrió con José Ángel? ¿De dónde sacó las armas y por qué lo hizo? ¿Quién tuvo la culpa en este caso y ahora qué iba a ocurrir con la seguridad en las escuelas de la Laguna?
De inmediato se emitieron declaraciones de todo tipo, algunas culpando a los familiares del menor, otras culpando a la escuela, al entorno social y otros más inclusive señalando a la influencia negativa de los videojuegos, lo cierto es que varias familias estaban rotas y toda una región en conmoción, los padres de familia de todas las instituciones sentían que casos similares podrían replicarse en adelante y exigieron medidas inmediatas para evitarlo.
Desde entonces, se implementaron operativos de revisión de mochila, se reforzaron áreas de atención psicológica de las escuelas y se puso énfasis en la prevención de casos de bullying o de aislamiento en los diversos niveles educativos, pero lo peor que podía pasar en una escuela ocurrió, la psicosis y las suposiciones inundaron las redes sociales y la conversación en el ámbito académico.
Mientras el abuelo de José ángel era investigado por las autoridades y se buscaban respuestas en el entorno familiar del menor, comenzaron a reportarse casos falsos de amenazas de tiroteo en otras escuelas, públicas y privadas por igual; advertencias en forma de broma o para amedrentar a compañeros y maestros, todas atendidas con celeridad por las autoridades y que generaron más y más preocupación.
Con el paso de los meses y de los años, la historia de José Ángel y su familia quedaron sin mayores respuestas, las falsas alertas siguieron presentándose y las escuelas implementando los operativos de forma irregular, unas más o tras menos.
Sin embargo, sigue presente y como una herida abierta la memoria de aquel 10 de enero de 2020, de una tragedia tan inusual como dolorosa para las familias de las víctimas y de todos en la Laguna, el día que una escuela en la Laguna fue escenario de una masacre estudiantil como aquellas en los Estados Unidos.
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