Los Rodríguez (conocidos así ya que tanto el señor como la señora compartían el mismo apellido) son una familia mexicana, que llevan juntos 17 años. Se integra por 6 miembros que viven todos juntos en la misma casa: la abuela, que por su edad avanzada y su estado delicado de salud llegó a vivir con ellos, el papá, la mamá y tres hijos, dos adolescentes de 16 y 14 y una niña de 7 años.
Los Rodríguez tienen un negocio familiar, la papelería “Rodríguez”, está bien ubicada y con el esfuerzo de todos les da un sustento suficiente para poder vivir de manera digna a todos en el hogar.
Los Rodríguez habían vivido con altibajos sus primeros años, pero juntos y con trabajo honesto tenían un patrimonio decente y estaban avanzando en las metas que se habían propuesto al arrancar su vida familiar. Los muchachos estudiaban en la preparatoria pública de mayor demanda, tenía un coche de reciente modelo que estaban terminando de pagar y estaban afiliados al seguro social junto con la abuela, tenían un fondo de ahorros para los estudios universitarios y para cualquier situación de emergencia que se pudiera presentar, un seguro para su negocio y mucho trabajo.
Sin embargo, los muchachos no estaban contentos del todo, adolescentes, al fin y al cabo, confundidos por lo que escuchan y ven de otros compañeros que a la vez están confundidos y desorientados, un día si y otro también criticaban a sus padres por la vida que llevaban, sentían que no tenían lo que merecían, estaban en desacuerdo en prácticamente todas las decisiones que tomaban y querían cambiar la forma en que se administraba el hogar.
Un día, el señor Rodríguez, cansado de escuchar todos los días los mismos reclamos y dudando de que la forma de vida que habían llevado hasta el momento era la correcta, tomo una decisión que cambio a los Rodríguez para siempre, decidió poner a votación las decisiones más importantes de la vida familiar.
Se formaron dos bandos, el de la Señora Rodríguez, que abogaba por mantener un estilo de vida como el actual, buscando ser responsables con el ingreso familiar y prudentes en el gasto y por otro lado el Señor Rodríguez.
El Señor Rodríguez propuso vender el coche familiar, era un gasto innecesario y la familia se podría mover en transporte público, sacar del banco los fondos de ahorro para la universidad y el de salud y dejar de pagar el seguro del negocio y sacar a todos del seguro social para no tener que pagarlo. El dinero que se juntara de todo esto, lo iba a repartir entre los integrantes de la familia a fin de que pudieran decidir, sin intermediarios, que hacer con ese dinero, ya que confiaba en que fueran sabios en la administración de sus ingresos.
La Señora Rodríguez obtuvo dos votos para su propuesta, el de ella y seguramente el de la abuela Rodríguez, el señor Rodríguez ganó por amplia ventaja con cuatro votos a favor.
Desde ese día, el Señor Rodríguez fue el papá más popular del barrio, sus hijos, ahora con dinero, sintieron que la vida al fin les hacía justicia, que habían sido escuchados y comprendidos y que la era de la mafia del poder patriarcal había terminado. Así fue durante cuatro años, cuando por desgracia la abuela cayó enferma de gravedad y asaltaron el negocio familiar, los muchachos, que habían decidido no entrar a la universidad no encontraban trabajo y el señor y la señora Rodríguez se separaron por diferencias irreconciliables. Hasta ahí duró la popularidad del señor Rodríguez.
Desafortunadamente, las decisiones responsables no siempre son las más populares, hoy el bloque oficial de diputados respaldó el presupuesto propuesto por el Presidente de la República que es muy popular, pero a la vez, muy poco responsable, tan solo espero que, dentro de pocos años, no terminemos como la familia Rodríguez.
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