“Y ahora comencemos este viaje, el obispo y el pueblo. Este viaje de la Iglesia de Roma, que guía a todas las iglesias, un viaje de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros. Vamos a rezar siempre por nosotros, el uno por el otro, por todo el mundo, para que sea una gran hermandad. Espero que este viaje de la Iglesia que comenzamos hoy y en el que me ayudará mi cardenal vicario que está aquí conmigo, sea fructífero para la evangelización de esta hermosa ciudad. Ahora me gustaría daros una bendición, pero antes, quiero pediros un favor. Antes de que el obispo bendiga al pueblo, os pido que recéis para que el Señor me bendiga. Esta es la oración por mí. Ahora os daré la bendición a vosotros y a todo el mundo. A todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Mañana quiero ir a rezar a la Virgen para que proteja toda Roma. Buenas noches y que descanséis bien”, dijo Francisco, frente a miles de católicos, ya como Papa, el 13 de marzo del 2013.
Me temo que en 12 años, no hemos rezado lo suficiente el uno por el otro, ni por todo el mundo para habernos convertido en una gran hermandad. ¡Lástima, a Francisco no le dio tiempo de hermanarnos lo suficiente! En alguna ocasión Su Santidad se lamentó sobre el riesgo de “mexicanización” de Argentina por el aumento de consumo de la droga. “Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror”. (Febrero, 2015). Diez años después de esta declaración tan dolorosa, en nuestro país la “cosa sigue de terror”. Partidos van, partidos vienen, los y las mexicanas vivimos aterrados.
Mientras miles de personas hacen fila, durante horas, para darle el último adiós al Papa Francisco, en el interior del Vaticano, la “grilla” ha de estar a todo lo que da para elegir al Papa que será electo como siguiente Pontífice. Los dos cardenales mexicanos que irán al cónclave son: Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega. Al que más le vale que no vaya es Norberto Rivera Carrera, quien fuera Arzobispo Primado de México hasta 2017. Él no da entrevistas y no ha reaccionado sobre su participación en el cónclave. En el 2013, el año en que se eligió al papa Francisco, el periódico El País publicó lo siguiente: “Es un pastor que no quiere escuchar a sus ovejas. Es el cardenal mexicano Norberto Rivera (Durango 1942), cuestionado en su país por encubrir a un sacerdote pederasta, quien atrincherado en su fuero púrpura no tiene rubor en declarar que no va a poner más atención a las críticas que le hacen por casos de abuso sexual a menores por parte de sacerdotes en México y Estados Unidos. En medio de las protestas para que no asistiese al cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI, Rivera ha insistido en que las acusaciones en su contra por encubrimiento de curas pederastas, en la década de los 80, pertenecen al pasado y que ya ha sido absuelto. Sin embargo, las víctimas siguen reclamando justicia”. No fue casual que en la página del exsacerdote Alberto Athié, en la cual se le solicitaba a Rivera no asistir al cónclave, se reunieran más de 20 mil firmas como signo de protesta.
Todo lo anterior sucedió hace 12 años y ahora, gracias al papa Francisco, el problema de la pederastia y otros muchos más se pueden hablar, discutir e incluso denunciar tal como lo vimos en el espléndido documental Amén, Francisco responde en el cual Su Santidad contestó a todas las “preguntas incómodas” de un grupo de 10 jóvenes de varias partes del mundo: Argentina, Colombia, España, Ecuador, Estados Unidos, Perú y Senegal, quienes viajaron hasta Roma para platicar con el papa Francisco. “La pederastia en la Iglesia, ¿no le genera contradicción?”, le preguntaban y él sin rodeos le daba la razón a quien le había preguntado. También le cuestionaron sobre racismo, abuso sexual, aborto, feminismo, comunidad LGTBIQ y la imposibilidad de que una mujer llegara al sacerdocio o incluso al papado.
A Norberto Rivera, con su cabellera teñida de negro azabache, le convendría ver este documental antes de irse al infierno. No en balde Rivera está en el radar del FBI y todo el mundo se pregunta a cuánto ascenderá su fortuna. “El cardenal Rivera vendió indebidamente en 12.5 millones de dólares el copyright de la imagen guadalupana a la empresa estadunidense Viotran, mediante un contrato en el 2002. Durante la cuarta visita del Papa (Juan Pablo II) a México se le criticó por la excesiva comercialización que hicieron él y los Legionarios”. (Proceso, 2022).
Qué bueno que Norberto Rivera nunca de los nuncas será Papa.
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