Monclova
Por Juan Ramón Garza
Publicado el jueves, 9 de enero del 2025 a las 04:00
Monclova, Coah.- “Qué más hacemos, hay que aguantar el frío”, manifestó con resignación Roberto Ramírez Oviedo, de 74 años de edad, quien vive solo en un jacal de madera en el sector conocido como la Curva de Juan Sánchez, donde el viento es más helado debido a que se ubica en la periferia de Monclova.
Aunque el frío que se registró ayer fue intenso y hoy lo será mas, señaló que no quiere dejar su jacal para refugiarse en un lugar más cálido porque; “si uno no está aquí, te roban lo poquito que tienes, tengo que quedarme aquí para que no me roben lo poco que tengo”.
“El frío de anoche estuvo medio fuertecito, calaba porque el aire helado entraba por las rendijas de mi casa”, expresó en referencia a su jacal hecho completamente de madera y que en el techo cuenta con algunos hules para evitar que el agua de la lluvia se meta.
Señaló que las familias de la Curva de Juan Sánchez no habían recibido apoyo de las autoridades con madera, lámina o hule, y tampoco con cobertores para protegerse del intenso frío.
Comentó que ni siquiera los apoyan con agua, ya que el sector no cuenta con ese servicio y tampoco con energía eléctrica, ante lo que en su caso particular, un hermano lo abastece del vital elemento.
Don Roberto invitó a Zócalo Monclova a ingresar al interior de su jacal, donde se pudo observar que cuenta con una cama y sólo dos cobertores para protegerse del frío.
Contó que vive solo, ya que su esposa falleció, al igual que una hija y agregó, actualmente sólo tiene una hija, la cual lo visitó en la pasada Navidad y le hizo tamales y menudo, pero nadie más se le acerca.
Dijo que vive con la venta de madera y con el apoyo económico del programa federal para los adultos mayores, pues aunque trabajó 18 años en Altos Hornos de México no pudo tramitar una pensión del Seguro Social, ya que cuando lo intentó no encontró los documentos que amparaban que había laborado todo ese tiempo en la acerera.
Expuso que en la noche cuando duerme tiene que levantarse cada dos o tres horas aún y cuando haga mucho frío, para vigilar que “rateritos” no le roben la madera que vende.
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