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Coahuila

Soñar como sueñan los árboles

Por Susana Cepeda Islas

Hace 1 mes

Me agrada tener una nueva historia entre mis manos. En esta ocasión tuve el agrado de comentar en la Feria Internacional del Libro Coahuila 2024 y disfrutar de la lectura del libro de Brenda Lozano, Soñar como Sueñan los Árboles, el título me llevó a vislumbrar a los árboles, a esos seres vivos de tallo leñoso y elevado, que extienden sus raíces sujetándose con fuerza a la madre tierra. Me trasladó a pensar en su gran altura, en desear treparme hasta su corona para disfrutar la vista maravillosa del entorno, en apreciar cómo el viento mueve con suavidad sus ramas, sus hojas y remembrar en cómo la lluvia los zarandea para purificarlos.

Apenas había avanzado un poco en la lectura de este libro, cuando inmediatamente me trasladó al año 1946, en el entonces Distrito Federal, en ese momento Miguel Alemán era el Presidente de la República, el primer presidente civil, su gobierno se caracterizó por el aumento de la corrupción, el autoritarismo y crisis económica (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia). Este es el ambiente que se nos presenta en las páginas del libro. Brenda entreteje con gran maestría la vida de dos familias, los Miranda Felipe y los Fernández Valencia, caracterizando su condición social. Devela los privilegios de las familias con “biyuyo” (dinero) y muestra a las que carecen de él. Cito: “El dinero compra todo, compra la justicia en este país”.

La historia se centra en el complejo tema de la maternidad y de cómo no todas las mujeres podemos tener el privilegio de disfrutar. Me remitió a una frase de la escritora Elizabeth Stone: “Tomar la decisión de tener un bebé es trascendental: significa decidir que desde ese momento tu corazón empezará también a caminar fuera de tu corazón”. Brenda describe en su libro los prejuicios sociales, además, aborda el racismo, el clasismo y la xenofobia. Me impactó cómo uno de sus personajes se cuestiona lo que significa ser madre, cito: “Nuria se preguntó por primera vez de dónde había sacado ella misma la idea de ser madre, ¿venía de ella? ¿Venía de la sociedad? ¿Era parte incuestionable del paquete de casarse? ¿Era un mandato social por el hecho de haber nacido mujer?”.

Recordé que viví en carne propia las contradicciones sociales, les platico: me casé a los tres meses de conocer al que actualmente es mi esposo, la pregunta que se hacían en ese momento las personas cercanas a nosotros era: ¿por qué se casan tan rápido, será que está embarazada? Pasaron cuatro años y no tuvimos hijos, así que la pregunta cambió a ¿cuándo te embarazas? La sociedad te juzga cruelmente, si no te comportas de acuerdo con la moral social.

Cada personaje tiene su encanto como: el comandante Rubén Darío, “El dos tacos” o “El dos poemas”, la administradora de un edificio “La Diosa del chisme”, que su trabajo era ver todo, absolutamente todo el acontecer en el condominio de la colonia Juárez, la bruja que era mejor conocida como “La Jefa”, a la que visitaban grandes personalidades de esa época, artistas, empresarios y políticos.

Con la lectura volví a recorrer esos sitios que se mencionan en la trama como Chapultepec, Xochimilco, el Centro de la ciudad, la colonia Juárez, La Condesa, Lecumberri. Recordé que conocí Lecumberri por las historias que mi madre me contaba, cuando trabajó en ese lugar como enfermera antes de casarse. Escuché de sus labios mencionar las celdas escabrosas “apando”, ese terrible espacio, como se alude en el libro, donde describe con estas palabras pintadas en una de sus paredes: “En este lugar maldito/donde impera la tristeza/no se castiga el delito/se castiga la pobreza”.

La autora de esta novela nos hace ver cómo la sociedad no ha cambiado, menos aún evolucionado, al contrario, se incrementan día a día los problemas como las desapariciones, los secuestros y robos de niños, adolescentes y adultos de todas las edades, la falta de justicia, el influyentismo, la falta de valores en esta historia como en la actualidad, la presencia de la crueldad, la avaricia, la ambición, la falta de escrúpulos y por supuesto la corrupción, están presentes. La lectura es ligera, apasionante, fluida, su escritura es digerible y sencilla, su final es irónico, inesperado, me atraparon sus historias, no quería dejar de leerlo, es una gran novela de una joven escritora mexicana con un estilo perspicaz y creativo.

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