Saltillo
Por Infonor
Publicado el sábado, 28 de diciembre del 2024 a las 03:55
Saltillo, Coah.- “Hay que tirar este colchón porque ya ni las ratas lo quieren”, es una frase coloquial que decimos cuando advertimos la mala condición en la que se encuentra y con la que justificamos el desecho del mismo entregándolo directamente con los recolectores de basura, sin embargo, lo hacemos con desconocimiento de lo que pasa con él.
Reducir, reutilizar y reciclar son principios básicos de la gestión ambiental que sí se aplican a los colchones usados y desechados por las familias, sin embargo, esto no se hace de la manera más higiénica posible por lo que se convierten en un riesgo de salud para las familias que los adquieren una vez que estos han sido “intervenidos”.
Es bien sabido que los recolectores de basura son selectivos cuando se les solicita recoger desechos o cacharros de gran tamaño, para lograrlo, es necesario una propina de por medio.
Es el caso de los trabajadores del servicio de limpia, que todas las mañanas terminan su ruta cargados en cada viaje con uno o dos colchones viejos que no alcanzan a llegar al basurero municipal; existen personas dedicadas al reciclaje de estos productos que los esperan a las afueras de la ciudad, metros antes de la entrada al relleno sanitario, para comprar las piezas individuales en 30 pesos, y 50 los de tamaño king size.
La autoridad municipal reconoce el problema al destacar que es alta la cantidad de gente que abandona los colchones en las calles, o bien, los tira en arroyos antes que buscar darles un buen destino final, por ello se convierten en opción de negocio para los “recicladores”.
Alejandro Hassaf Tobías, director de Servicios Públicos, reconoció el problema y precisó que los colchones viejos sí son recibidos en el relleno sanitario, sin embargo, la ciudadanía opta por dejarle el trabajo a los “señores” de la basura.
Tras ser cuestionado por esta situación de insalubridad y reciclaje clandestino de colchones usados, Eliud Aguirre Vázquez, secretario de Salud en la entidad, señaló que es necesario acudir e investigar los procedimientos y manera en que realizan y comercializan estas camas que llegan a los hogares.
Pura fachada
En las inmediaciones del relleno sanitario de Saltillo se encuentra una de estas recicladoras de colchones:
Jacales de madera y lámina donde algunos trabajadores, e incluso familias enteras, trabajan día y noche quitando de los colchones los forros de tela contaminados para convertirlos en nuevos y empaquetarlos.
El colchón reconstruido tiene un precio de 750 pesos el individual y 800 el matrimonial, los tamaños queen o king no los trabajan por ser incosteable su venta.
El proceso se realiza entre basura, bajo un techo de lámina y paredes de madera donde, entre animales principalmente perros y de granja, conviven personas trabajadoras, justo a un lado del basurero municipal.
Una vez extraídos los resortes y el armazón de los colchones, la estructura se tiende en una mesa de madera donde se le coloca una colchoneta “nueva” hecha de telas recicladas prensadas, para luego colocar varias capas de tela de diferentes grosores y finalmente forrarlos de la característica tela a rayas que hace reconocer estos colchones económicos.
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