Arte
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Agencia Reforma
Publicado el jueves, 17 de abril del 2025 a las 04:01
Ciudad de México.- Durante más de cuatro décadas, el director de orquesta Enrique Bátiz (1942-2025) mantuvo en su poder varias partituras del compositor José F. Vásquez (1896-1961), sin haberlas programado jamás en concierto.
Hoy, el hijo del segundo, el escritor José J. Vásquez, hace un llamado a los herederos del primero, fallecido el pasado 30 de marzo, para que estas obras le sean restituidas. Se trata de la Suite Romántica, la Sinfonietta y las sinfonías 1, 3 y 4, obras que, afirma, Bátiz habría recibido bajo el compromiso de interpretarlas, lo cual nunca ocurrió.
“Respeto mucho el luto de la familia”, dice José J. Vásquez en entrevista a distancia desde Barcelona, donde reside, pero considera que es momento de que estas partituras, parte del patrimonio musical mexicano, sean devueltas.
El reclamo tiene décadas. Tras la muerte del compositor en 1961 y, tres años después, de su esposa, José y su hermana, entonces niños, fueron despojados de los bienes familiares, incluido el archivo musical de su padre. Desde entonces, se dio a la tarea de reunir en lo posible su obra; hasta el momento, ha logrado recuperar 190 piezas, por sus propios medios.
La pista que lo llevó a Bátiz se remonta a los años 80. Según un testigo cuya identidad se reserva, las partituras fueron entregadas en la casa de doña Elena, madre del director, en un gesto de confianza por una amistad de años.
“Me parece que a él lo conocían (mis padres) desde jovencito, cuando se fue a estudiar (piano) a Nueva York. Había una relación de confianza como para hacer esto, y la intención era que se tocara la obra, que se difundiera”, comparte.
José J. Vásquez logró abordar a Bátiz tras un concierto, y en cuanto entendió por qué estaba ahí, su actitud cambió, cuenta: “Dijo que podíamos hablar en otra ocasión. Pero nunca me recibió, como dijo”.
Tiempo después, consiguió la dirección del director y se presentó sin previo aviso, pero este se negó a recibirlo, asegura. Años después, al quererlo visitar de nuevo, fue recibido por la pianista Eva María Zuk (1946-2017), quien fue su pareja. Ella le confirmó que había visto las partituras, junto con las de otros compositores mexicanos, en la biblioteca de su marido. Al divorciarse, él se llevó todo el archivo.
“Ya con ese testimonio no me quedó ninguna duda de que así era”, recalca José J. Vásquez. Por ello, ahora apela a la sensibilidad de la familia Bátiz para obtener las partituras.
“Pudiera haber un buen archivo de música mexicana. Yo hablo por mi padre, pero con lo que me dijo la maestra Zuk, hay que tomar en cuenta que pudiera haber otras cosas valiosas”, considera.
En una carta abierta publicada en Facebook tras la muerte del director en marzo pasado, cuestionó: “Para qué las quería si jamás las tocó con alguna de sus orquestas? øPor qué no lo hizo?”. Y concluyó: “Creo que decidió no hacerlo simplemente para no quedar en evidencia”.
Bátiz fue un director que siempre estuvo al centro de la polémica, acusado de maltrato e incluso de violación sexual.
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