La sentencia dictada por el juez Brian Cogan, en contra de Genaro García Luna tal vez no haya sido una sorpresa para nadie.  Ni para el mismo acusado, que bien pudo aferrarse a la esperanza de obtener un fallo distinto al que se le otorgó.

El juez Cogan, fue “generoso” al no sentenciar a cadena perpetua a quien fuera años atrás un hombre poderoso al ostentar el cargo de secretario de Seguridad en el gobierno del expresidente Felipe Calderón.

En lugar de estar recluido de por vida en una cárcel de alta seguridad en Estados Unidos, solamente deberá cumplir 38 años.  ¿Hay diferencia? Si observamos que el sentenciado tiene 56 años.

Quizás exista esa diferencia si tomamos en consideración que podría darse el caso de presentar apelación a la sentencia y ofrecer pruebas que permitan reducir su condena. Para que eso suceda ¿cuánto tiempo habrá de pasar?

Lo que sea que venga a futuro no será fácil para el exfuncionario mexicano ni para nadie que se encuentre en igual circunstancia, si tiene que recorrer un camino incierto y tratar de llegar al final -si es que se logra llegar- sin sortear problemas de salud que llegaran a aparecer al transcurrir los años.

Mucho se ha mencionado de este caso. Obviamente a los que más alegra es a quienes hoy gobiernan.  Más que un acto de justicia parecería una venganza política en contra del expresidente Felipe Calderón.

Con esto no pretendo exonerar a nadie, pero tampoco me agrada que se culpe de todo a gobiernos anteriores cuando en el 2018 se les dio la oportunidad de gobernar y enderezar el rumbo de este país, al menos en cuestión de seguridad.

Por el contrario, perdieron el tiempo polarizando a la gente, sembrando odio a su paso en vez de dar solución a un problema que crecía peligrosamente y nos ponía en riesgo a todos los mexicanos.

En riesgo, sí, porque el problema del narcotráfico no es cualquier cosa.

¿Por qué tanto odio hacia Calderón? Me preguntaba.  López Obrador sabe que no ganó la elección presidencial del 2012; fue Felipe Calderón quien obtuvo mayoría por poco margen, es cierto, pero ganó.

El odio a Calderón se volvió un verdadero ataque para el expresidente, el cual aún perdura. Una mentira que ha hecho mucho daño al país.

Resentimiento, odio, engaño, todo el lodo que se pudiera expresar en contra de Calderón y de todos los que no pertenecieran al nuevo gobierno.

Tiempo perdido, el crimen aumentando y los criminales posicionándose de ciudades y atacando a ciudadanos.

Están asesinando a hombres, mujeres, niños.  ¿Es justo? ¡Por supuesto que no lo es!

En lugar de ver cómo resolver los graves problemas que han estado dañando al país, desde palacio sigue la polarización y peligrosamente la destrucción de instituciones.  No les importa la ley, ni la Constitución, solo obedecen su propio criterio.

Llaman “cínico” al expresidente Calderón por sus declaraciones recientes.  Sin embargo ¿cómo se llama a quienes afirman no mentir, no robar, no traicionar y sí lo hacen?

Mienten cuando afirman que el pueblo les dio el poder para hacer lo que quisieran. Saben que con trampas ganaron la elección; una elección que no fue limpia ni equitativa.

Si verdaderamente sirvieran al pueblo, o sea, a todos los mexicanos como debe hacerlo un gobernante que se precie de serlo, lo primero que haría es combatir la corrupción y no poner a toda la parentela de amigos en los cargos.  Emprendería un plan contra la inseguridad en las ciudades, no continuismo de un programa fallido que se puso al servicio de bandas criminales y que ha dejado más muertos que una supuesta guerra emprendida años atrás.

Se traiciona a la patria destruyendo las instituciones a través de la compra de conciencias de diputados y senadores sin principios y sin ética. El propósito, alcanzar una mayoría que no tenían, porque los “judas” sí existen y cambian el color del plumaje a su conveniencia.

Criticar a los que se fueron es peligroso y más en estos tiempos en los que hay más muertos, más violencia y más corrupción.

¿Recuperaremos la tranquilidad que un día disfrutamos? o ¿tendremos que soportar otros seis años la situación de violencia que nos amenaza? Y al no tener más instituciones en las que apoyarnos ¿Quién habrá de defendernos?

Miércoles 23 de octubre, DIA DEL MEDICO.  Felicidades a todos (as) por su gran vocación de servicio.  Dios los bendiga.