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Agencias
Publicado el viernes, 17 de mayo del 2013 a las 00:28
Sylvia Georgina Estrada | Saltillo.- Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno nació el 16 de mayo de 1917 en Sayula, Jalisco. Su obra ocupa un sitio de honor en la literatura latinoamericana gracias a su novela “Pedro Páramo” y a cuentos como “¡Diles que no me Maten!”, “La Noche que lo Dejaron Solo”, “Luvina” o “Nos Han Dado la Tierra”. El narrador jalisciense es el artífice de una serie de relatos que hablan del miedo, la soledad, el deseo, la confusión, la revolución y la tierra.
“Y Tacha llora al sentir que su vaca no volverá porque se la ha matado el río. Está aquí a mi lado, con su vestido color de rosa, mirando el río desde la barranca y sin dejar de llorar. Por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella”, relata el autor en el cuento “Es que Somos muy Pobres”. Un texto que, como la mayoría de sus escritos, se convirtieron en el retrato de quienes vivían en medio de la desesperanza.
Durante casi medio siglo de crítica y estudios literarios, miles de páginas se han publicado para ofrecer respuestas a las interrogantes suscitadas por las poco más de 300 páginas escritas por el mexicano.
Los paisajes rurales son escenario de los cuentos ―y de su no menos valiosa obra fotográfica― que giran en torno a la vida de los campesinos mexicanos, historias que están incluidas en “El Llano en Llamas”, libro que apareció en 1953 y que contiene 17 narraciones.
“Rulfo es único, la prueba es que no ha podido ni podrá tener continuidad y para alguien que fue tan humilde en cuanto a la calificación de su trabajo, la dimensión, la grandeza de lo que escribió le permitía siempre el asombro”, sostenía el cronista Carlos Monsiváis, quien justamente obtuvo el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, antes de que al galardón le fuera retirado el nombre del autor de “El Gallo de Oro”.
Comala, imaginario fantástico
“Pedro Páramo”, la única novela que Rulfo escribió y que fue publicada en 1955, merece mención aparte. Una obra que crea un universo que es ya referente obligado del imaginario fantástico en lengua española: Comala.
Este lugar mágico es refugio de pecadores, purgatorio en el que se desatan las pasiones humanas, donde sus habitantes están sentenciados a una eterna memoria de tristeza y desamparo.
Son los muertos los que hablan, quienes se ven arrastrados al martirio de ver la existencia a través de los recuerdos, porque ya no están vivos, sólo son seres hechos de nostalgia, de retazos, de suspiros, con ojos que sólo ven un camino, una senda que siempre se dirige a Comala.
Pedro Páramo es el espíritu que se encargó de unir la vida de Comala, él es el núcleo que surgió en “La Media Luna”, hacienda en donde comenzó y terminó la vida del pueblo. Pedro Páramo no puede marcharse y sigue cargando el dolor propio multiplicado, porque su miseria es la miseria de todos, y los espíritus no dan tregua, jamás descansan.
“Tengo la boca llena de ti, de tu boca. Tus labios apretados, duros como si mordieran oprimidos mis labios… Trago saliva espumosa; mastico terrones plagados de gusanos que se me anudan en la garganta y raspan la pared del paladar… Mi boca se hunde, retorciéndose en muecas, perforada por los dientes que la taladran y devoran. La nariz se reblandece. La gelatina de los ojos se derrite. Los cabellos arden en una sola llamarada”, dice Páramo, quien siente la muerte y el amor como un malestar físico que le devora el espíritu.
Es el amor el don y castigo de Pedro Páramo, y el nombre de Susana San Juan le regresa una y mil veces porque Comala existirá siempre, así como el dolor, la angustia y la amargura infinita de todo aquel que acercó sus pasos a este pueblo perdido tras las montañas, a este pueblo signado con tinta en la memoria.
*****
Con motivo del 96 aniversario de su nacimiento, aquí seis frases célebres de uno de los íconos de la literatura mexicana:
– “Todo escritor que crea es un mentiroso; la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación”.
– “Se trabaja con imaginación, intuición y una verdad aparente; cuando esto se consigue, entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer. Creo que eso es, en principio, la base de todo cuento, de toda historia que se quiere contar”.
– “Los problemas sociales se pueden plantear de una manera artística. Es difícil evadir de una obra el problema social, porque surgen estados conflictivos, que obligan al escritor a desarrollarlo”.
– “Conforme se publica un cuento o un libro, ese libro está muerto; el autor no vuelve a pensar en él. Antes, en cambio, si no está completamente terminado, aquello le da vueltas en la cabeza constantemente: el tema sigue rondando hasta que uno se da cuenta, por experiencia propia, de que no está concluido, de que algo se ha quedado dentro; entonces hay que volver a iniciar la historia, hay que ver dónde está la falla, hay que ver cuál es el personaje que no se movió por sí mismo.”
– “Sueño con la tranquilidad que, según yo, es la mayor riqueza del hombre. Espero la magia de otras noches porque yo soy un tecolote. Todo lo hago de noche.”
– “No, nunca creí que el amor que te fuera a tener me atormentara tanto. Ahora me conformo con tus cartas, con esos pedacitos de tu pensamiento, y beso tu nombre y las palabras allí escritas con tus manos tan dulcemente queridas”.
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