Sólo era cuestión de tiempo. Y es que aún no se cumple el primer mes del Gobierno de Claudia Sheinbaum y no hay un solo día sin el reporte de actos terroristas en el país.
Por ejemplo, resultaron de terror el estallido de coches bomba en Guanajuato; el asesinato de un sacerdote en Chiapas; el atentado a balazos contra el diario Debate de Culiacán; la persecución a tiros contra juezas y trabajadores del Poder Judicial –en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas–, a manos de militares, la censura a manifestantes del Poder Judicial en el Gran Premio y el ataque reiterado contra ciudadanos por parte de las fuerzas castrenses.
Sin embargo, para la espuria Claudia Sheinbaum, no se trata de actos terroristas, sino de hechos aislados. Pero vamos al tema desde el principio.
Según la ONU, un acto terrorista “es aquel que implica la intimidación o coerción de poblaciones o gobiernos mediante la amenaza o la violencia, que puede resultar en la muerte de personas, lesiones graves o toma de rehenes”; criterio que retoma el Código Penal federal.
Queda claro, según la definición anterior, que el estallido de coches bomba, el asesinato de sacerdotes, el atentado contra medios de comunicación y los crecientes ataques de militares contra civiles indefensos, no son otra cosa que actos terroristas, que buscan generar miedo y terror entre la población.
Y ahora los hechos. La mañana del jueves 24 de octubre, habitantes de Acámbaro y Jerécuaro, Guanajuato, despertaron aterrados luego que coches bomba estallaron casi de manera simultánea en las dos ciudades.
Los estallidos ocuparon espacios importantes en la prensa del mundo entero, en donde se les clasificó como terrorismo, mientras que en México, medios nacionales les dieron bajo perfil, al tiempo que la espuria Claudia dijo que no se trató de actos terroristas. ¿De verdad no fue un acto terrorista?
También por la mañana, pero del viernes 25 de octubre, presuntos policías federales atacaron a balazos el vehículo en el que viajaban juezas y trabajadores del Poder Judicial Federal, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
De acuerdo con las autoridades de la capital chiapaneca, los policías “confundieron” el vehículo con el de un grupo criminal y por eso dispararon; versión desmentida por los propios agredidos quienes así cuestionaron lo ocurrido: “¿Fue casualidad? No es creíble”. ¿No fue un acto terrorista?
También el 25 de octubre, a través de redes sociales se difundió un video donde aparecen elementos de la Guardia Nacional en el momento en que disparan contra un hombre que viajaba a bordo de un vehículo, en calles de Culiacán, Sinaloa.
En la imagen se aprecian los informados cuando están a punto de matar al hombre, luego que “rafaguearon” el vehículo. En el audio se escuchas cuando Guardias Nacionales descubren que el “tiroteado” permanecía con vida y uno de los militares grita: “¡mátalo, mátalo…!”.
Sin embargo, otro uniformado descubre que una cámara de video los está grabando y deciden “abortar” el asesinato. Curiosamente, en el video nunca aparecen los supuestos “hombres armados” y queda claro que se trató de un intento de ejecución extrajudicial. Lo preocupante del caso es que a diario ocurren atentados contra ciudadanos indefensos en todo el país, ¿No son actos terroristas?
El domingo 20 de octubre, el sacerdote Marcelo Pérez Pérez salió de la iglesia donde ofició el servicio religioso de ese domingo y minutos después, cuando abordó su automóvil, fue ejecutado, en plano corazón de la concurrida ciudad turística de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, por un hombre que escapó en motocicleta luego de cometer el crimen.
La “Señora Presidenta” se negó a comentar el hecho en la mañanera del lunes siguiente y sólo dijo que ya se investigaba. ¿No es un acto terrorista?
La noche del 17 de octubre de 2024, a sólo 17 días de iniciado el nuevo Gobierno federal, las instalaciones del diario El Debate de Culiacán, fueron atacadas a balazos por sicarios criminales. Las ráfagas dañaron la fachada y autos estacionados, en pleno centro de la capital de Sinaloa. Horas después, un repartidor del diario fue perseguido y secuestrado. ¿No es un acto terrorista?
Pero tampoco se trata de novedad alguna, ya que apenas el pasado 25 de septiembre de 2024, en el Itinerario titulado: “¿Avalará Claudia el narcoEstado?”, dije que todo apuntaba a que, el de “La señora Presidenta”, sería otro “narcoGobierno”, amparado en el terror, igual que la gestión de Obrador.
Y es que, en efecto, en los primeros días del Gobierno de Sheinbaum, los mexicanos y el mundo atestiguaron actos terroristas que poco o nada le han importado a la Presidenta y a su Gobierno.
Terror y barbarie como el asesinato y decapitación del Alcalde de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, quien cumplía cuatro días en el cargo y a quien horas antes le habían matado a su secretario de Seguridad y al secretario de Gobierno. A pesar del peligro, nadie le brindó protección.
Pero ese era apenas el principio, ya que, por ejemplo, en Sinaloa, Sonora, Chiapas, Jalisco y Tabasco, los grupos criminales se desataron en los primeros días de la naciente gestión federal, mediante crímenes, secuestros, balaceras, bloqueos carreteros, saqueos, quema de vehículos, asesinatos por negarse al “pago de piso”, levantones –sobre todo jóvenes– y, en general, la implantación del terror como “forma de gobierno”.
Sí, en los primeros 27 días del Gobierno de “La señora Presidenta” hemos vivido el terror, el autoritarismo y la dictadura. Y hoy, cuando apenas se cumple el día 28 de la gestión de la espuria Claudia Sheinbaum, se confirma que viviremos un sexenio de terror.
Sí, se los dije. Al tiempo.
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