Espectáculos
Por Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 10 de abril del 2021 a las 03:26
Saltillo, Coah.-Convertido en el consorte más longevo de la monarquía británica tras 73 años de matrimonio, el duque Felipe de Edimburgo deja un indiscutible legado como pilar de Isabel II, quien ya había sellado así su trascendencia para la historia:
“ Simplemente, ha sido mi fuerza y mi soporte”.
Nunca fue el personaje más apreciado de la Casa de los Windsor. Sus procacidades divertían a algunos e irritaban todavía a más. Pero nadie discutió la importancia de su papel en la sombra para una reina que, ella sí, cuenta a sus 94 años con un respeto casi reverencial en el país.
Le gustaba bromear, siempre entre la socarronería y la amargura, con su papel secundario en el Palacio de Buckingham –“soy el develador de placas más experto del mundo”–, aunque entre bambalinas contribuyó a capear algunos de los peores temporales a los que se ha enfrentado la monarquía.
No son pocos quienes, en vista de su delicado estado de salud, echaron de menos su presencia en la reciente crisis provocada por las acusaciones de racismo vertidas por los duques de Sussex, Guillermo y Meghan, en una entrevista.
Tras una vida en la que puso su personalidad fuerte y controvertida al servicio de la reina y de la Corona, el príncipe Felipe murió ayer, a dos meses de que cumpliría 100 años.
Un breve comunicado difundido por el Palacio de Buckingham a las 12.01 hora local (11.01 GMT) dio la noticia del fallecimiento.
“ Es con gran pesar que Su Majestad la Reina anuncia la muerte de su amado esposo, Su Alteza Real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo (…) Falleció pacíficamente esta mañana en el castillo de Windsor”, señaló la nota.
Un príncipe griego
El palacio de Mon Repos es hoy el museo de Paleópolis de la isla griega de Corfú. En junio hará un siglo que este histórico edificio, entonces residencia de verano de la familia real griega, viera nacer a Felipe de Grecia y Dinamarca.
Los vaivenes de la casa real griega fueron muchos en el siglo 20 y el entonces príncipe Felipe de Battenberg (luego Mountbatten) sería uno de los protagonistas, y aunque sus raíces griegas son menos conocidas que las alemanas, no por ello son menos convulsas.
Felipe de Edimburgo, sexto hijo y único varón del príncipe Andrés de Grecia y la princesa Alicia de Battenberg, nació en ese palacio el 10 de junio de 1921, adonde se había trasladado su familia tras la muerte del rey de Grecia Jorge I, en 1913.
Su estancia en esta isla y en el país heleno fue corta, pues cuando tan solo contaba con 18 meses, su padre tuvo que abandonar Grecia después de ser condenado a muerte al ser considerado uno de los principales responsables de la desastrosa campaña del ejército heleno en Turquía.
Ante la presión del Reino Unido, la pena no fue ejecutada a condición de que Andrés de Grecia se exiliara del país para siempre.
Tras pasar unos años en Francia, la familia se comenzó a dispersar. Él se fue a estudiar a Inglaterra y todas sus hermanas se casaron con príncipes alemanes, con dos de los cuales Felipe se enfrentaría durante la Segunda Guerra Mundial.
Quizás mas dramática fue la historia de su madre. Sorda desde los 4 años fue tratada de autismo, porque nadie reconoció lo que le estaba pasando. Mientras tanto, la joven aprendió ocho idiomas por lectura labial.
En 1902 conoció al príncipe Andrés, con quien contrajo nupcias un año después en la ciudad alemana de Darmstadt, antes de establecerse en los palacios reales de Grecia.
Ante el estallido de la Segunda Guerra Mundial sirvió primero en el acorazado HMS Ramillies en el océano Índico y, tras la entrada de Grecia en la guerra, en octubre de 1940, en el acorazado HMS Valiant en el Mediterráneo.
Mientras tanto, su madre continuó en la Grecia ocupada por la Alemania nazi. Después de la liberación, la princesa siguió trabajando décadas como monja e intentó establecer un monasterio en la localidad griega de Tinos.
Finalmente, en 1967 el príncipe de Edimburgo la trasladó al palacio de Buckingham, donde fallecería dos años después.
La historia griega de Felipe concluye el 21 de noviembre de 1947, antes de casarse con Isabel II, cuando renuncia a su título real heleno, toma el apellido de la familia de su madre (Mountbatten) y se convierte en ciudadano británico.
Instituciones lo homenajean
El primer ministro, Boris Johnson, no ahorró elogios al glosar la figura del príncipe Felipe.
El duque “se ganó el afecto de generaciones aquí en el Reino Unido, a lo largo de la Commonwealth y en todo el mundo”, a juicio del jefe del Gobierno. Para el conservador Johnson, su papel como miembro de la familia real contribuyó durante décadas a que la monarquía británica “se mantenga como una institución vital para el equilibrio y la felicidad de nuestra vida nacional”.
Tras resaltar que Felipe era “una de las últimas personas en este país que sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial”, Johnson recordó que “era un ambientalista y un defensor del mundo natural mucho antes de que estuviera de moda”.
“ Recordamos al duque por todo esto y, sobre todo, por su firme apoyo a Su Majestad la reina”, zanjó el primer ministro.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, expresó que con la muerte del duque se ha perdido a “un extraordinario servidor público”, mientras que la ministra principal de Escocia, la independentista Nicola Sturgeon, manifestó su “tristeza” y expresó sus “profundas condolencias” a la reina Isabel II y a la familia real británica.
El padre del heredero de la Corona, el príncipe Carlos, deja otros tres hijos además del príncipe de Gales, nacido en 1948: la princesa Ana (1950), el príncipe Andrés (1960) y el príncipe Eduardo (1964).
Con información de Reforma, El Universal, Efe
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