Saltillo, Coah.-  Ana Paula Vázquez resurgió de las cenizas de una lesión, de una revancha que tenía entre ojos, porque luego de Tokio 2020, cuando se quedó en la orilla y con una flecha en el arco, se decidió a llegar de nuevo y conseguir lo que tanto ha peleado.

Exjugadora de futbol americano de niña, Vázquez vivió un ciclo olímpico complicado, una cirugía en el hombro la dejó fuera muchos meses, sin embargo, contra viento y marea, la originaria de Ramos Arizpe se sobrepuso y como un ave Fénix renació con mayor fuerza.

Aunque muchos dudaban que llegaría a calificar, fue en las últimas concentraciones que la hija pródiga de Ramos Arizpe logró la su boleto al lado de su coequipera, la saltillense Ángela Ruiz, quien, al ser anunciadas con un lugar en la Delegación Mexicana hace unos meses, echaron a llorar.

Esas lágrimas fueron de meses de esfuerzo, de innumerables horas de trabajo en el campo y gimnasio para recuperar la energía y sacar adelante ese objetivo de acudir a sus segundos Juegos Olímpicos… en donde todo eso dio frutos y muestra de ellos es la medalla de bronce.

Ella, al igual que Ángela, tampoco estuvo sola, sus hermanos y padres hicieron el viaje y la apoyaron en todo momento, como lo han hecho siempre, como lo hacen cada día, como lo hacen porque para ellos Ana Paula es su mundo.

Hoy la arquera mexicana y coahuilense dejó en claro que es una digna representante de México y que va por otros ciclos más, por otros juegos más y por otra medalla más en París 2024, como en las siguientes justas veraniegas.

”

Esto no nada más es mío, creo que sería demasiado egoísta, también una verdadera mentira nada más ponerle mi nombre, esto tiene el. Nombre de muchas personas grabado, esto tiene el corazón el sacrificio, el esfuerzo, las lágrimas de muchas personas, no nada más la mía, esto es un pedacito de todos esta medalla”, dijo Ana Paula Vázquez.