ESTIMADOS LECTORES Y LECTORAS:
El tema de hoy se refiere al respeto sobre varias cosas:
Respeto a la vulnerabilidad de las personas con discapacidad, el respeto a las áreas que están destinadas a personas que, por nacimiento, por accidente, o por enfermedad viven con alguna discapacidad que no les permite caminar, moverse, que están en silla de ruedas, o que requieren ayuda para poder ir a cualquier lugar y más a un a un centro comercial, escuela, tiendas, calles del centro, cualquier área que está pintada de azul y tenga el logo de una silla de ruedas con una persona en color blanco, que todos o casi todos sabemos que son destinados a esta parte de la población tan vulnerable.
Hoy me pasó algo, y fue algo distinto la respuesta que obtuve, y me dio mucho gusto.
Fui a la Plaza Cocoa cerca de mi casa, al banco, y todos los estacionamientos estaban ocupados, menos los de áreas de discapacitados, yo ya me iba y veo que una camioneta llega y se estaciona en esos lugares, y veo que en la fila de atrás de la camioneta había un lugar vacío. Y obviamente quien me conoce bien, sabrá que no pude irme sin ir a decirle de la mejor manera, respetuosa, y asertivamente, que estaba en un área para discapacitados, que no tenía placa especial, que podía caminar y hasta correr, que lo había visto. Que se fijara atrás de él que había un lugar vacío. Y le comenté que, si no sabía que esos lugares eran para esta parte de la población, y al inicio quiso justificarse, pero al comentarle del respeto, de hacer conciencia y ser empático, le dije que: ojalá él nunca tenga que necesitar realmente de esta área especial, o algún familiar. Y de inmediato se apenó y me dijo: “mil disculpas por favor, qué apenado me siento ahora, me hizo hacer conciencia, de verdad, muchas gracias, nunca más, de verdad, lo prometo, que nunca más me estacionaré en esta área que yo no necesito”.
Le comenté que a mí no tenía por qué pedirme disculpas, sino ser consciente y no volverlo hacer y que, si ve que alguien más que no lo necesita, haga y defienda como yo estos lugares, haciendo conciencia, no se trata de ofender, o de pelear y menos insultar, sino con una comunicación asertiva poder hacer reflexionar, así como yo lo hice con él. Jamás lo había visto, fue muy respetuoso. Después me fui a comer a casa de mis papás, no los había visto y les comenté el suceso, y me dan a leer mi columna de las semanas que no había ido, y hojeando veo la foto del chavo, y dije, “qué cosas, es él”. Y ya cuando regresaba a mi casa, que me lo encuentro de carro a carro en el centro. Se me hizo como muy extraño, que en la vida lo había visto, y ahora lo vi tres veces en el día.
Tengo desde que tengo uso de razón conviviendo con personas con discapacidad, tengo un primo hermano de más de 60 años, mayor que yo casi una década. Sé lo difícil que es para los papás. Y la vida me llevó por este camino hasta que estudié la Licenciatura en Educación Especial. Y hasta el día de hoy, sigo diariamente en un centro de atención especial conviviendo con ellos y ellas, que nos sorprenden el amor y lo que nos enseñan día a día, cada uno de ellos, nos hacen reír, y llorar también, nos enorgullecen, y llegamos a querernos mucho, pues nos hacemos una familia, que nos vemos a diario, y que tal vez se convive más con nosotros que con sus padres, hablando de los alumnos.
He tenido también amigos adultos con discapacidad y cuando veo que está ocupado el área azul y veo que pueden caminar sin ningún problema, tengo que respirar profundo y respirar hasta 100, no me alcanza el 10 la verdad para que se me baje la impotencia, de esa falta de respeto, de esa inconciencia, y falta de empatía, que no voltea a ver las necesidades del prójimo, pero bueno, esta vez, no me agredieron verbalmente como en otras ocasiones, que claramente se ve que no tienen la mínima educación, que son incapaces de aceptar sus errores y falta de respeto a estos señalamientos, qué padre que ahora hay lugares también para las embarazadas, espero todos seamos empáticos, y respetuosos, uno con otros, todos necesitamos ayuda en algún momento, yo misma necesité en algún momento de estas áreas azules, cuando por las quimioterapias y radiaciones no podía caminar, por la neuropatía. Así que seguiré defendiendo con respeto y comunicación asertiva y de concientización este tema.
Les mando un abrazo de luz a todos, cuídense, su amiga y terapeuta, Verónica. Diosito por delante.
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