cholyngarza@yahoo.com
¡Cuánta destrucción! cuánta maldad observamos a nuestro alrededor. ¿Qué nos pasó a los mexicanos ¿Por qué tuvimos que llegar a todo esto?, ¿qué estamos haciendo de nuestro país?
“Me dueles, México” frase que se repite al ver tanta violencia, tanta inoperancia en un gobierno presumiblemente de izquierda que, en realidad, ha resultado ser igual o peor a lo que tanto criticaron.
Duele, en verdad que un día sí y otro también tengamos noticias verdaderamente alarmantes e inaceptables en cuanto a la seguridad se refiere. Me queda claro que si la inseguridad creció a pasos agigantados es porque se permitió que individuos malvados se fueran adueñando de buena parte del territorio.
Las complicidades no estaban ocultas, por el contrario, quedaron al descubierto desde el llamado “culiacanazo” y han estado a la vista de todos. Complicidades con el crimen organizado, que hoy domina peligrosamente ciudades y estados de nuestro México, gobernados por quienes se decían diferentes.
No se requería de mucha inteligencia -bastaba sólo un poco de sentido común- para darnos cuenta del riesgo en el que estábamos todos con la decisión que tomó el entonces presidente.
Nuestras instituciones se fueron debilitando porque para sostenerlas y engrandecerlas se requiere de respeto y amor hacia ellas. Nada de eso hemos observado por quienes llegaron al poder.
Por el contrario, han demostrado con su pésima actuación que México no les importa; por esa razón, no han sentido el mínimo respeto por nuestras instituciones y han optado por irlas desapareciendo.
Instituciones que se quiera o no, funcionaban y lo hacían bien.
Decepcionante como han ido destruyendo poco a poco organismos autónomos llevados por el revanchismo, el odio y la venganza. Organismos que nos pertenecían a todos los ciudadanos, no a ningún grupo en el poder.
Obediencia ciega, maldad extrema de quienes de legisladores que, sin tener la mayoría que se requería, urdieron un verdadero complot contra México, porque eso es lo que realmente hicieron al comprar el voto de quienes se vendieron para evitar ser exhibidos como lo que son; despreciables traidores.
La Reforma al Poder Judicial nos va a costar a los mexicanos muchísimo dinero. Un país como el nuestro, endeudado, gastando inútilmente los recursos para destruir instituciones y luego hacer una elección para designar jueces, ministros y todo lo que les venga en gana, no solo es un absurdo sino una verdadera estupidez.
Hipócritamente hablan de corruptelas encontradas en todas las dependencias. Considero que, si realmente tuvieran la intención de hacer las cosas correctas, hubieran empezado por poner en la cárcel a funcionarios corruptos, no destruir todo un aparato de justicia, de salud, de educación y demás, utilizando un señalamiento empleado como estrategia de campaña, mismo que se quedó y escuchamos por seis años.
Se hubiera buscado la manera de corregir las fallas o abusos y enmendar los errores. Pero jamás difamar a personas -funcionarios o empleados- y perjudicarlas en su carrera. Menos aún intentar poner en una tómbola los nombres de supuestos aspirantes a ocupar un cargo, de donde salga ganador un individuo tal vez sin conocimientos, experiencia y hasta sin título o uno de la universidad “patito”.
¿Qué garantía tendremos los ciudadanos de que llegarán los mejores profesionistas del país a ocupar cargos de responsabilidad? Ninguna.
Una mentira más a las tantas existentes de que el pueblo elegirá a sus jueces, magistrados y otros funcionarios más, porque así lo pidió en las urnas con su voto.
¡Mienten! Los ciudadanos fuimos a votar para cumplir con nuestro deber cívico, con el propósito de elegir presidente y representantes en la Cámara de Diputados y el Senado.
Aunque la actuación que han tenido quienes se encuentran en ambas Cámaras, no han mostrado el menor respeto a los ciudadanos. Por el contrario, se han comportado de una manera ofensiva al pueblo, al actuar como les ordenan, con el propósito de alcanzar una mayoría que no les dieron los votantes.
Eso significa una falta de respeto a la inteligencia del ciudadano al que le dieron la espalda al destruir instituciones que con esfuerzo se lograron en el pasado y que funcionaron.
Esos políticos de cuarta -los que se venden y quienes los arropan- son parte de la corrupción que tanto señalan, por lo tanto, ni respetan ni aman a México.
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