Arte
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Agencia Reforma
Publicado el viernes, 21 de marzo del 2025 a las 04:04
Ciudad de México.- La obra de la pintora italiana Artemisia Gentileschi (1593 – ca. 1656), una mujer de espíritu libertario golpeada por la tragedia y las convenciones de la época, es reivindicada en su primera retrospectiva en París.
La muestra Artemisia, heroína del arte, que abre sus puertas este miércoles en el Museo Jacquemart-André, busca resituar su lugar en la historia de la pintura europea, alejada de su padre, también artista y quien por mucho tiempo le hizo sombra.
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Es una mujer de gran carácter, con una personalidad extremadamente fuerte. Una mujer pintora en un medio extremadamente masculino”, contextualizó Pierre Curie, uno de los curadores de la muestra junto a Patrizia Cavazzini y Maria Cristina Terzaghi.
Pintora en una época violenta y caótica, Gentileschi fue una maestra del claroscuro que se ganó el aprecio de las cortes europeas.
Su primera retrospectiva reúne casi 40 cuadros y dibujos, a lo largo de ocho salas del museo.
La vida de Gentileschi está plagada de claroscuros, como su pintura influenciada por el maestro Caravaggio, a quien probablemente conociñ en su ciudad natal, Nápoles, en esa época bajo dominio español.
Perdió a su madre siendo apenas una niña, y su padre, el pintor Orazio Lomi Gentileschi, la educó con mano de hierro en su taller, del que apenas la dejaba salir en su juventud.
Casi analfabeta, aprendió a pintar prácticamente imitando a su padre, sin asistir a las academias o cenáculos a los que tenían derecho los aprendices varones en la época.
A los 17 años firmó su primer cuadro, Susana y los viejos (1610). Unos cuantos meses más tarde fue abusada sexualmente por su mentor, el pintor y amigo de su padre, Agostino Tassi.
El padre de Artemisia lo denunció. El juicio, cuyas actas quedaron para la historia, supuso una nueva y terrible humillación para la artista.
Artemisia Gentileschi fue torturada para comprobar si decía la verdad. Sus dedos fueron aplastados. Tassi fue finalmente condenado, pero la protección del Papa logró que solo se le enviara al exilio.
La leyenda Gentileschi acababa de empezar: se casó, se mudó a Florencia, se alejó de su padre y empezó una nueva vida.
Artemisia empezó rápidamente a trabajar para la poderosa familia Medici en Florencia. Pintó retratos y escenas mitolñgicas y religiosas, y a menudo las mujeres protagonizan sus lienzos.
Así, su cuadro más famoso, Judith decapitando a Holofernes, pintado en la época de su denuncia por violación (1612), es considerada por algunos expertos, superior a la obra de Caravaggio.
En la actualidad hay poco más de un centenar de cuadros de Gentileschi identificados, pero “con las investigaciones que se han hecho en los últimos años, no cesan de aparecer otros”, explicó Curie.
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No es en absoluto una artista menor, es muy conocida” en su época, agregó. La pintora trabajó para el emperador de Alemania, para el rey español Felipe IV y al final de su vida volvió a reunirse con su padre unos años, en Londres, en la corte real.
Tuvo cinco hijos, de los cuales solo una niña sobrevivió.
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