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Grupo Zócalo
Publicado el lunes, 24 de marzo del 2025 a las 03:45
Mérida.- “Escribo para conocer, para explorar grandes dimensiones de la realidad que sólo la literatura penetra. Escribo también para recordar, pero no menos, escribo para olvidar. Escribo para extender mi cuerpo, mis sentidos, comprobar día a día la sensualidad del mundo. Escribo por placer, por deseo, por rabia. Para señalar la falsificación de los íconos, el abuso de los poderes públicos. Escribo para ser odiado y ser amado, más aún, para ser deseado. Escribo para proponer nuevos ámbitos en este mundo, crear espacios. Escribo para provocar la aparición virtual de la poesía”, afirmó Alberto Ruy Sánchez, al recibir el Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco 2025.
Durante la entrega del galardón que marcó la inauguración de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) que tiene como Invitada de Honor a la Universidad Veracruzana y ofrece desde este sábado y hasta el 30 de marzo más de 700 actividades de fomento a la lectura y el libro, el también editor aseguró que es un artesano de la palabra que forja con sus manos su obra.
“
Escribo para desnudarme, para disfrazarme, para inventar un carnaval. Escribo cantando, escribo para escapar a las limitaciones que nos impone el cronometro compartido y entrar en ese otro tiempo dentro del tiempo, escribo hasta cuando no escribo. Y aun así busco o sin buscar presencio la aparición ritual de esa súbita existencia, la excepción, que podemos o no, llamar poesía”, concluyó en su discurso de recepción del galardón que otorga la Universidad Autónoma de Yucatán junto con UC-Mexicanistas.
Al recibir el Premio que han recibido otros escritores como José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Juan Villoro, Cristina Rivera Garza, David Huerta y David Toscana, entre otros, Ruy Sánchez afirmó él escribe obsesivamente, como un artesano terco se concentra en su materia y es como el escribano que tiene el poder de conjurar poderes. Y esos poderes son indeterminados.
Dijo también: “La obsesión me ayuda a sustituir lo que me falta de disciplina, describe mi oficio más cerca del reino del placer, escribo como un artesano terco se concentra en su materia, un ceramista que ve hacer entre sus manos formas que parecían haber estado esperando durante décadas entre sus dedos formas que ya cuando estén alejadas de mí y sean tocadas por otros, me llevarán a tocar las manos de amigos o enemigos que aún no conozco”.
La escritora Verónica Murguía fue la encargada de hablar de la obra literaria de Alberto Ruy Sánchez, y habló de su labor como editor de Artes de México, de su vocación por la escritura de novelas y por supuesto de su poesía, del observador y altísimo conocedor de la belleza.
En sus novelas, afirmó Verónica Murguía, Alberto Ruy Sánchez ha dejado una huella más dilatada de ese mundo onírico y verdadero en el que vive transitando sin respetar ninguna frontera porque en sus novelas suele haber elementos gráficos y plásticos, “estamos ante un escritor que presta muchísima atención a lo visual, es un verdadero amante de lo visual, de la caligrafía, de la pintura, de la arquitectura, de todo lo que tenga que ver con los ojos. Está totalmente dedicado a los ojos, aunque también a la piel, como lo demuestran sus libros”.
La narradora que dijo que gracias a la obra de Ruy Sánchez ella se atrevió a escribir sobre el mundo árabe, aseguró que el autor “Los demonios de la lengua, logra hacer “una especie de fenomenología del estar en el mundo que siempre ha sido muy afortunada, también es un hombre al que le interesa el oído los sabores, por supuesto, todo lo que podemos ver en el Quinteto de Mogador son elegías a las formas de percibir el mundo, pero también del sexto sentido que inventa para cubrir los deseos de la amante”.
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