En cada periodo de la música existen nombres de compositores que de pronto nos es difícil enumerar. Dependiendo también de la predilección que tengamos por algún periodo u otro, el número aumenta. Sin embrago, dentro de todos estos nombres, ¿se han puesto a pensar el numero aún mayor de autores que nos hacen falta por conocer? Y, más aún, ¿es alguno de estos compositores prescindible al desarrollo de la música?
Porque es cierto que existen pilares en cada parte de la historia que contribuyen con su obra a sostener la evolución de la música y acaso, difícil de aceptar muchas ocasiones, algunos otros compositores no son tan importantes para el sostenimiento de la música universal. Pero seamos honestos antes de proseguir, no es estrictamente necesario que un compositor sea un hito en la historia para que nos guste. Este no es el caso de los compositores de esta semana.
Pues bien, en la historia musical, estrictamente en el periodo Barroco y los transición al Clásico, vivieron dos compositores fundamentales para la música y que acaso son poco conocidos por muchos: François Couperin y Jean-Philippe Rameau.
Compositores franceses imprescindibles para apreciar la música barroca y, en lo particular, la música francesa.
Herederos de la obra de Jean-Baptiste Lully y sucesores de este, estos dos creadores son esenciales para comprender y apreciar en mayor medida un periodo tan fascinante como lo es el Barroco.
La obra para teclado de François Couperin es de una complejidad contrapuntística que hechizó al mismo Johann Sebastian Bach y quien, a partir de obra del francés, desarrolló magníficas composiciones. Es tan profunda la obra de Couperin que no habrá otro igual en Francia, sino hasta el mismo Claude Debussy, pilar del Impresionismo francés.
Por otra parte, la herencia de música operística de Jean-Philippe Rameau nos demuestra que el fuego italiano no lo es todo y que la mesura y el gusto refinado son igual de esplendorosas que la ópera italiana. Con coros excepcionales e incursiones de danzas que sólo pueden darse en Francia, la obra de Rameau es más completa como obra escénica, pues todo está pensado en su conjunto, incluso las arias llenas de refinamiento y una mesura que igual colma nuestros sentidos.
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