Las generaciones van cambiando y ocasionan de manera simultánea y paulatina una transformación en el sistema económico. Si a nuestros bisabuelos les hubieran dicho que en 100 años nos podríamos comunicar por medio de emojis, su primera duda sería precisamente ¿qué es un emoji? O en aquellos años ni siquiera la gran imaginación de Julio Verne alcanzó a deslumbrar que un conjunto de redes computacionales, el internet, provocaría que muchos negocios cerraran físicamente sus tiendas para realizar ventas en línea.
Hoy las empresas están frente a una generación Z, que prioriza el home office, que no le interesa trabajar horas extra, que de manera acertada busca priorizar su vida personal a la laboral, fenómeno conocido como quiet ambition.
El comportamiento generacional es sumamente interesante, ya que ellos entienden que el empleo, el trabajo, es un medio para lograr vivir experiencias como viajar. Sin embargo, pareciera que esa conducta ocasiona pérdida de liderazgos en las empresas, ya que estudios de 2024, realizados por la empresa Randstad, líder mundial en la industrial de recursos humanos, han señalado que sólo 50% de la generación Z, que son empleados, dan prioridad al crecimiento profesional. Otros estudios han dado como resultado que 60% de la generación Z rechazaría un trabajo que afecte el equilibrio de su vida.
Es muy interesante el dato de que 60% de la generación Z busca trabajar en empresas que tengan un propósito más allá del económico, wooow; las generaciones anteriores muy difícilmente podremos comprender este comportamiento, el cual será un detonante en el corto plazo para provocar cambios positivos en la sociedad, convirtiéndonos, de seguir con esta tendencia, en una comunidad más solidaria y respetable con el medio ambiente.
El quiet ambition logrará entre otras cosas el aumento en la esperanza de vida, pues quienes lo realizan no están dispuestos a un ascenso si su salud mental puede afectarse, priorizan su bienestar y tiempo libre sobre el poder, las largas jornadas y la ambición en el trabajo.
Estos cambios provocan que las empresas tengan que cambiar la manera en la cual buscan retener sus talentos y líderes, pues el recurso más importante de cualquier organización es precisamente el humano.
El sistema no está cambiando, hoy la generación Z lo está transformando.
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