Arte
Por El Universal
Publicado el jueves, 12 de agosto del 2021 a las 05:00
Ciudad de México.- El gobierno de la Ciudad de México ni la Secretaría de Cultura local han destinado recursos para la realización de la maqueta en la que recrea a escala el Huey Teocalli o Templo Mayor, que estará ubicada en el Zócalo capitalino.
“Se ha mencionado en diversos comentarios, algunas interpretaciones de si había recursos de la Ciudad de México invertidos para esta construcción de la maqueta. No hay recursos de la Ciudad de México ni de la Secretaría de Cultura, son recursos privados los que se invirtieron. Es un convenio de hace varios años a través de la empresa Ocesa, quien a través de una condición de impuestos, es quien hace la construcción y quien absorbió absolutamente todos los gastos”, dijo Vannesa Bohórquez, secretaria de Cultura de la Ciudad de México.
El edificio más importante de Tenochtitlán fue el Templo Mayor o Huey Teocalli, que en su última etapa medía 45 metros de altura y que a 500 años de la caída de esa urbe mexica, el gobierno capitalino recrea en una maqueta que estará en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, del 13 de agosto al 1 de septiembre.
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En la maqueta que ya se empezó a construir, el Templo Mayor medirá 16 metros de altura, 25.81m de frente x 27.17m de profundidad:
“No se puede al tamaño real porque el espacio no resulta lo más favorable por los vientos que corren y porque la normatividad no permite que nada pueda superar la altura de las torres de la Catedral. Se utilizarán 9 mil 300 tubos para su armado interno y los muros se harán con tableros de fibra de densidad media, forrados con placas de poliestireno, que tendrán acabado de pintura vinílica, texturizada y líquido antifuego”, dice José Alfonso Suárez del Real, jefe de la Oficina de la Jefatura de Gobierno, en entrevista la semana pasada.
Destruye historia la ficción que rodea al Templo Mayor
La imagen del Templo Mayor de Tenochtitlan se ha usado a través del tiempo con fines políticos que refuerzan el centralismo de México, al tiempo que se uniforma a las culturas originarias y se desdibujan sus procesos, consideran en entrevista las historiadoras Mónica Cerda Campero y Renata Ruiz Figueroa.
Una visión que resta foco a ciudades alrededor del imperio.
Tras una revisión y comparación de la imagen del recinto sagrado tenochca, tanto en mapas y como en fuentes históricas, advierten, por ejemplo, cómo este se destaca mientras la representación del Templo Mayor de Tlatelolco está ausente de las cartografías de los siglos 16 y 17.
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Aparece el Templo Mayor como si fuera el principal y como si todo girara alrededor de él, cuando se sabe que había muchos recintos sagrados de importancia similar, probablemente. Se proyecta entonces la idea de un centro, de un imperio al cual se venció; en Europa la imagen del recinto es algo que cristaliza la visión de un gran imperio al que se venció y resulta sintomático que hoy quiera reforzarse la visión de un templo y un imperio mexica. Es como una ‘voz’ única dentro de la historia, cuando ésta tiene muchas más voces”, indica Cerda Campero.
Junto a Ruiz Figueroa, Cerca Campero es autora de Formas de la Ficción-Templo Mayor, ensayo de próxima publicación que presentarán hoy, a las 12:30 horas, en 18 Seminario de Historiografía Repensar la Conquista, organizado por la Universidad Veracruzana, en un evento que se transmitirá en el canal de YouTube de Guy Rozat Dupeyron.
Las investigadoras advierten, por otra parte, que la maqueta monumental del recinto sagrado de Tenochtitlan, o Huey Teocalli, que se construye en el Zócalo capitalino muestra la relevancia otorgada a la forma más que al fondo o al devenir histórico del mismo templo.
El cronista Francisco Hernández, por ejemplo, señala que estaba provisto de bóvedas y torres.
Probablemente no las tenía, pero su descripción revela las diversas versiones que hubo sobre este edificio y que no se conocen, a diferencia de la popularidad del templo doble difundida en maquetas o diagramas.
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Si uno lee a los arqueólogos, ellos mismos afirman que son hipótesis a partir de lo que se ha encontrado, pero lo que se acaba ofreciendo al público es una imagen que se puede utilizar para los fines que sean necesarios, ya sean pedagógicos, políticos, educativos o de cualquier otra índole, pero, por alguna razón, nunca llega al público la duda, lo que no conocemos”, apunta al respecto Ruiz Figueroa.
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