Internacional
Por Excélsior
Publicado el lunes, 2 de diciembre del 2024 a las 19:41
Japón.- La princesa Aiko de Japón, la única hija del emperador Naruhito y la emperatriz Masako, cumplió 23 años de edad el pasado domingo 1 de diciembre. A pesar de que su rol oficial aumenta como integrante de la familia imperial, nunca se convertirá en emperatriz reinante.
La princesa Aiko, nacida el 1 de diciembre de 2001, es la única hija del emperador Naruhito y la emperatriz Masako de Japón. Sin embargo, las estrictas reglas de la realeza nipona no le permiten heredar el trono del Crisantemo.
El pasado domingo, la princesa Aiko celebró sus 23 años de edad, marcando la importante fecha con varios retratos oficiales de la joven en distintas áreas del Palacio Imperial, como en uno de los salones donde luce un sencillo conjunto de jersey azul o en los jardines del palacio.
En marzo de 2024, la princesa Aiko se graduó de la Universidad Gakushuin tras finalizar sus estudios superiores de Lengua y Literatura Japonesa. Desde entonces, trabaja para la Sociedad de la Cruz Roja Japonesa, al mismo tiempo que aumentan sus actividades dentro de la familia imperial, a pesar de que no puede heredar el trono.
Aunque la princesa Aiko es miembro de la familia imperial de Japón, la ley sálica, vigente en la “tierra del sol naciente”, impide que las mujeres accedan al trono. Por esta razón, Aiko no está en la línea de sucesión. Esta normativa, vigente desde 1947, establece que solo los hombres heredan el Trono del Crisantemo.
Este sistema se fundamenta en preservar la “pureza” de la línea imperial masculina. Aunque Japón tuvo emperatrices en el pasado, las normas modernas buscan evitar que las mujeres transmitan la línea imperial a través del matrimonio, más no desde el poder.
La reciente muerte de Yuriko de Mikasa, la princesa centenaria, abrió el debate sobre los cambios para incluir a las mujeres en la línea de sucesión, debido a la limitada cantidad de herederos hombres. Sin embargo, el tema enfrenta resistencia por sectores conservadores que consideran que modificar esta tradición afectaría la estabilidad de la monarquía japonesa.
A la princesa Aiko no se le conoce ninguna pareja sentimental, ni tampoco intenciones de casarse. Para que se convierta en emperatriz, será necesario un cambio radical en las normas de sucesión imperial.
Actualmente, no importa con quién contraiga matrimonio, ya que las reglas actuales impiden que las mujeres asciendan al trono, incluso si se unen en matrimonio con miembros de la nobleza.
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