Monclova Región Centro
Por
Aníbal Díaz
Publicado el jueves, 20 de marzo del 2025 a las 04:00
Espinazo, Nuevo León.- En 2024, Blanca Arroyo Arzola estaba desahuciada.
Durante 17 años cargó en sus entrañas unos cálculos que le destrozaron el páncreas y mientras ya había agotado todas las opciones médicas a su disposición, aún le quedaba otra alternativa: Pedir la ayuda del Niño Fidencio.
Este miércoles, durante los festejos de los 127 años del natalicio de José Fidencio Constantino Síntora en Espinazo, Nuevo León, Blanca acudió, como en ocasiones anteriores, a darle las gracias a ‘la materia’ que, asegura, la operó de manera espiritual y la sanó completamente.
Junto a su hermano Marco Antonio y la suegra de éste, Ramona Torres, llegaron ayer a Espinazo provenientes de Texas y Acuña, para estar con Reynaldo Martínez Gómez, ‘una cajita’ o materia, oriundo de Barroterán, a quien se encomendó Blanca para sanar.
¿Quién era el Niño Fidencio?
El Niño Fidencio fue un curandero nacido en 1898, que atendía a enfermos entre las décadas de los años 20’s y 30’s, hasta que falleció en 1938, a los 40 años de edad.
Era famoso por operar con trozos de vidrio, sin anestesia y sin dolor y su prestigio fue tal, que el presidente Plutarco Elías Calles lo visitó en 1928, supuestamente por padecer lepra.
Desde que pereció, los creyentes aseguran que el espíritu de Fidencio se posesiona de personas conocidos como ‘materias’ o ‘cajitas’, quienes, con los poderes del Niño -aseguran- traen sanidad a quienes así se los piden.
Festejan natalicio
Como cada 19 de marzo, miles de creyentes provenientes de diversos puntos del país, así como del extranjero, llegaron al pequeño poblado ubicado a unos 90 kilómetros de Monclova.
Los fieles del Niño Fidencio suelen visitar su tierra tanto en la fecha de su nacimiento como en la de su fallecimiento, el 19 de octubre.
Y mientras todos los rincones de Espinazo se colman con creyentes, ‘materias’, turistas, vendedores y curiosos, son cuatro los puntos principales a los que llegan los visitantes: El Pirul ubicado a la entrada del pueblo; el ‘Charquito’ y El Columpio -los tres sitios en los que Fidencio realizaba curaciones y hoy lo siguen haciendo sus ‘cajitas’- y la tumba donde yacen los restos de ‘El Niño’.
Es en El Pirul donde, al igual que otros creyentes, Blanca y su hermano reciben la bendición de Reynaldo, mientras Fidencio -dicen- se posesiona de su cuerpo.
‘Crecíamos nosotros y crecía la fe’
Radiante y de buen humor, sin un ápice de haber padecido un mal terminal, Blanca sostiene que ella y sus hermanos son fieles del Niño Fidencio, “desde que teníamos como cinco años”.
“(Por) una doctrina que empezó mi mamá desde que éramos pequeños todos, íbamos pequeños a la doctrina del Niño Fidencio. Íbamos creciendo nosotros e íbamos creciendo la fe”, menciona.
La mujer añade que toda su familia es oriunda de Acuña, y que en este mismo municipio conocían a una ‘materia’, cuyo destino desconocen.
Después, ella y sus hermanos se mudaron a Estados Unidos y añade que ella radica en San Antonio, Texas; mientras que Marco vive en Abilene, en el mismo estado.
Doloroso proceso
“A los 33, 34 años, me enfermé del páncreas”, prosigue la entrevistada. “Tenía unas piedras en la vesícula, que un doctor en Del Río (Texas), no me las había encontrado, no sabían qué tenía realmente, me decían que era una infección en el estómago”.
“Las piedras se me fueron a mi páncreas y me perforaron mi páncreas, y el hígado y un pedazo de intestino”, agrega.
“Me mandaron para San Antonio y yo estuve 41 días en terapia intensiva porque no sabían lo que tenía… era lo que había pasado, que no me habían atendido bien y unas piedras me perforaron el páncreas y el hígado”, añadió.
“Un doctor especialista en intestinos me dijo, ‘traes una piedra que te cortó el páncreas, te lo arañó completamente, y esa es la razón por la que no puedes comer’. Entonces, así duré casi 17 años”, abundó.
Blanca reiteró que a lo largo de este periodo, cada 8 semanas tenía que ser sometida a una intervención, para que le colocaran unas grapas especiales en el páncreas, que apenas, recuerda, producía un 1% de insulina.
Añade que le sugirieron una cirugía en Canadá, para extraerle el órgano, además de un riñón, “y en el intestino me iban a hacer una colostomía, porque estaba dañado”, recuerda.
‘Con tu fe tan grande, yo te voy a sanar’
Ante el panorama nada alentador, el año pasado, durante la conmemoración del fallecimiento del Niño Fidencio, emprendió el viaje a Espinazo.
“Entré a ver varias ‘materias’… y yo me quería arrimar, pero me decían, ‘no no no, no te puedes arrimar, porque estamos en oración’. Me vine caminando, y por alguna razón voltee yo a ver, y era El Niñito Fidencio que estaba como esperándome”, afirma, refiriéndose a Reynaldo.
“Vengo con él y me dice, ‘madrinita, desde que vienes caminando, puedo percibir tu fe’. Yo me arrodillé con él y le dije que estaba bien enferma, y que los doctores ya me habían dicho que no podían hacer nada por mí”, rememora.
“Y él me dijo, ‘con tu fe tan grande que tienes, yo te voy a sanar. En la noche te voy a operar. Vas a agarrar un vidrio, un vaso de agua, una veladora y vas a prenderla y vas a rezar”, agrega, mencionando que ‘don Rey’ sólo la cubrió con su manto.
Con fe, Blanca emprendió el viaje de regreso a su casa en San Antonio. Durante el trayecto, afirma que sintió los efectos de una anestesia y que vomitó, señala, como si estuviera siendo preparada para una procedimiento quirúrgico.
‘¡El Niñito me sanó, ya no tengo nada!’
“Solamente llegué a mi casa, alcancé a poner la veladora, el vidrio y caí acostada, desmayada, como ‘en cruz’. Mis manos abiertas y mis pies así estaban, caí así, ‘en cruz’”, insiste, mientras extiende los brazos.
“En la noche que yo estaba dormida, yo miraba al Niño Fidencio, su manto arriba, con su capa, donde me estaba sanando, me estaba rezando… miraba unas manitas de ángeles arriba”, recuerda, sobre ‘la operación’.
“En la mañana que me despierto, ¡me despierto con una alegría!… una persona totalmente diferente, y me dije, ‘¡El Niñito ya me sanó, El Niñito me operó, ya no tengo nada!’… Me tocó el estómago, yo sentía el estómago inflamado, donde sentía que me habían cortado por dentro”, afirma, añadiendo que, por instrucciones de Reynaldo se tomó un té para el dolor.
‘Hemos venido varias veces a dar gracias’
Luego de lo ocurrido, Blanca menciona que acudió a Barroterán, a ver a Reynaldo, quien le dijo que en su próxima cita médica los doctores estarían sorprendidos, ya que verían un páncreas sanado.
“Y pues así fue. Me regreso, tengo una cita en San Antonio la primera semana de noviembre y el doctor me dice, ‘oye, tu páncreas está haciendo el 44 por ciento de insulina… ¿por qué está haciendo insulina, si sólo hacia un por ciento?”.
“Le dije, ‘vine con El Niño Fidencio, tuve una curación espiritual. Y (el doctor) dijo, ‘¡es un milagro!’”, añadió, acotando que una vez que el médico examinó el órgano, le dijo que “tienes un páncreas de una persona de 15 años. Ya no está rasgado, ya no está como lo tenías”.
“Hemos venido varias veces a dar gracias”, dice Blanca, para concluir. “Cuando te pasa un milagro así, vienes a agradecer a Dios y al Niño Fidencio”, insiste, reiterando que continuará visitando Espinazo, en agradecimiento al milagro que, afirma, Reynaldo hizo posible como materia del Niño.
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