Internacional
Por Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 28 de agosto del 2021 a las 09:57
Afganistán.- Afganistán cambió radicalmente en solo unos días.
Aunque aún son muchas las incógnitas sobre el régimen que quieren implantar los talibanes ahora que han recuperado el control del país y las tropas estadounidenses aceleran su caótica retirada, una cosa está clara: la República Islámica de Afganistán pasó a la historia.
La salida del país de su presidente, Ashraf Ghani, y la caída de Kabul en manos del talibán son ya el primer capítulo de una nueva era, la del emirato islámico que los insurgentes planean implantar en Afganistán.
De hecho los talibanes se definen a sí mismos como el Emirato Islámico de Afganistán. Bajo esa denominación firmaron el Acuerdo de Doha de 2020, que supuso el preámbulo para la retirada de Estados Unidos, y sus portavoces la han repetido en los últimos días.
Y así ha llamado al país en sus ruedas de prensa el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid
El nuevo régimen ya ha encontrado contestación, como ya han dejado claro las protestas en ciudades como Kabul, Jalalabad y Asadabad, donde los manifestantes fueron reprimidos a tiros mientras enarbolaban la bandera de la República, que los talibanes han decidido sustituir por la suya propia.
El cambio de nombre encierra implicaciones políticas, ideológicas y religiosas que podrían tener profundas consecuencias para los afganos y para las relaciones de su país con el resto del mundo islámico y la comunidad internacional en general.
Qué es un emirato y qué significa
Este tipo de Estado se concentra en la zona del Golfo Pérsico. Qatar y Kuwait son emiratos. Emiratos Árabes Unidos, como su propio nombre indica, una federación de ellos.
Al contrario de lo que sucede en las repúblicas, donde el presidente no ostenta el liderazgo religioso, en el emirato “el poder político y el religioso están vinculados en la figura del emir“, explica en conversación con BBC Mundo Javier Guirado, investigador del Centro de Estudios sobre Oriente Medio de la Georgia State University.
La imbricación entre el poder político y el poder religioso son habituales en muchos países musulmanes.
Thomas Barfield, antropólogo especializado en Afganistán de la Universidad de Boston, explica que “los orígenes del título de emir se remontan al de amīr almu’minīn”, que pasó al español como miramamolín o comandante de los fieles. El título ya fue utilizado por algunos líderes militares en vida del profeta Mahoma (570-632).
Barfield explica que el emirato también implica diferencias respecto al califato, que es lo que reivindica ser el Estado Islámico, organización considerada terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.
“El Estado Islámico dice que tiene un plan para conquistar el mundo y asegura que su califa ejerce el poder sobre todos los musulmanes allí donde se encuentren. Los talibanes se consideran una unidad política independiente que comprende solo a quienes viven en el territorio de Afganistán”.
De hecho, explica Guirado “el califato viene del periodo de los llamados cuatro califas ortodoxos, cuando el islam estuvo regido por los descendientes directos del profeta Mahoma” en el siglo VII.
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