“Es mentira que recibes lo que das, pero das lo que eres y eso es lo importante” A.D.
Con el paso del tiempo, uno crece, evoluciona, aprende y desaprende.
Es dando cuando se aprende a recibir, y recibiendo cuando se aprende a dar.
Las creencias que tengamos sobre el dar y recibir, influyen en cada decisión que tomamos. La filosofía personal que tengamos sobre el dar y recibir, es fundamental para el eco que dejamos y la vida que construimos.
Hace unos meses me encontré con este pensamiento… “Te mereces todo lo que hiciste a otros… (Tu sabrás si eso te da miedo o felicidad)” y me conectó con la filosofía universal y con lo que dijo una vez el Dalai Lama… todo lo que sale de uno acaba regresando. Así que es mejor preocuparse por lo que vas a dar, que por lo que vas a recibir. Preocúpate que lo que das, hablas y emanes, sea amor hecho actitudes, gestos, palabras y obras.
Pero… ¿cómo aplico yo el dar y recibir en mi vida?
¿Qué es lo que doy? ¿Qué tanto estoy abierto a recibir?
¿Doy para vanagloriarme? ¿Doy para controlar a mi familia?
¿Doy para que “vean” qué generoso soy? ¿Aplasto, tiranizo y destruyo al dar?
Esas no son formas de amor, son muestras de control y de soberbia.
Mucho de cómo vivimos nuestra vida depende de lo que pensamos, lo que decimos, nuestra actitud y lo que hacemos con nosotros y con los demás. Es una realidad que si tenemos paz interior, transmitiremos esa paz. Si vibramos amor, emanaremos ese amor en nuestras palabras y hechos. Bien nos vendría examinar nuestro termómetro interno y reconocer qué vibramos, qué hablamos, qué denotamos con nuestras actitudes. Cómo bien dice Lucas en el Evangelio: “De la abundancia del corazón habla la boca”. Y es que, ¿de qué estás lleno, qué es lo que tienes para dar?
La diferencia entre maldecir y bendecir, es sin duda, lo que viene de regreso…
Luz De Ho’Oponopono compartió en sus redes este pensamiento que me conecta con lo que hoy quisiera transmitirles…
“Hay que ser considerado con la vida, para que la vida sea considerada contigo.
¿Qué puede devolverme a mí la vida si estoy sumergida en malos pensamientos, odio, resentimiento, amargura, desconsideración con los demás seres vivos? ¿Seres humanos? ¿Animales? ¿Plantas? Qué puede darme si suelo estar en actitud de agresión con los demás.
¿Qué puedo esperar que me devuelva la vida si mi actitud desconsiderada persiste en mi comportamiento diario? Malos tratos, ofensas, descortesía, agresiones verbales, escritas y cualquier tipo de agresión. ¿Qué piensas que debería suceder ante esta actitud en la vida? Tus palabras y tus actos definen la clase de persona que eres.
Si nos diéramos cuenta del efecto que tiene lo que pensamos y hacemos y la intención que ponemos, cuidaríamos mucho más lo que decimos, pensamos, escribimos, expresamos y hacemos.
Las palabras dan forma a lo que pensamos y sentimos. Estas tienen el poder de dar vida o de destruir. Pueden estimular el crecimiento, el consuelo, el amor… o destruir, desgarrar y desprestigiar a otros. ¿Qué sueles dar y decir a través de tus palabras?
• Criticas.
• Culpas a los demás de todo.
• Acusas o Juzgas.
• Te quejas constantemente.
• Sueles ver constantemente los defectos de los demás.
• Halagas positivamente.
• Celebras y sientes felicidad por los logros y bendiciones de los que te rodean.
• Hablas de forma amable, sueles saludar, sonreír, bendecir, ceder el paso.
Dar no es solamente dar dinero. Dar es dar con la mirada, dar con el tiempo, dar escuchando a alguien, y de esa manera nos damos y cumplimos con parte de nuestro propósito en esta vida. Hay personas que te dan con un abrazo, con su compañía, con un oído abierto a la escucha, con un corazón lleno de amor aliviando la soledad, o con una sonrisa que alegra la vida.
Cambiará nuestra vida cuando seamos conscientes de que DAMOS lo que somos. Que lo que hablamos y hacemos al darnos vibra, atrae y deja secuelas en los demás, ya sean positivas o negativas. El amor es una fuerza positiva que arrastra y se expresa. Si vivimos el amor dentro de nosotros mismos, eso vibramos y expresamos con quien convivimos. Si estamos enojados y frustrados con nosotros mismos, eso damos, hablamos y expresamos también.
Damos lo que somos, porque es lo que hay desde adentro para compartir.
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