Por: Roberto Gómez Junco
Hoy le toca a la Selección Mexicana.
Para cumplir con su compromiso en la fase Semifinal de la Liga de Naciones de Concacaf, como suele suceder, mucho más rimbombante el nombre que el futbol que se juega, los tricolores de Javier Aguirre deberán enfrentar al otrora frágil, pero hace rato poderoso, conjunto de Canadá.
Poderoso a este nivel concakafkiano, por supuesto, a tal grado que, en el más reciente de sus duelos, hace seis meses, la escuadra mexicana se vio obligada a jugarle distinto, a modificar radicalmente su postura en el afán de contrarrestar al eficiente adversario, mucho más dominador de una forma de jugar.
A falta del tiempo y los espacios necesarios para buscar la ansiada eficiencia colectiva, al “equipo de todos” no le queda más remedio que apelar a la calidad de algunas de sus individualidades, rubro en el que su contrincante de mañana es obvio que también tiene lo suyo, con grandes figuras encabezadas por Alphonso Davies, desde hace más de seis años encumbrado con el Bayern Munich.
Futbolistas como Luis Ángel Malagón, César Montes, Jesús Gallardo, Edson Álvarez, Luis Romo, Raúl Alonso Jiménez, Alexis Vega, César Huerta y Santiago Giménez deberán acercarse a su mejor versión para suplir con el propio desempeño, con esos rendimientos individuales, esa inevitable falta de conjunción que desde hace rato aqueja a la Selección.
Sólo por mencionar a sus principales jugadores, a los de más peso y que mayor incidencia pueden tener en el desempeño general del equipo. Como los buenos futbolistas suelen conectarse instintivamente en la cancha, a esa idónea conexión deberán apostarle para compensar sus carencias colectivas, lo lejos que están de dominar a plenitud un sistema definido de juego.
Una inquietante y evidente lejanía del estado futbolístico ideal, pero que para nada puede serle achacada a Javier Aguirre, cuyo margen de maniobra ya era reducido de antemano y ha ido reduciéndose más. En la cancha, por las limitaciones inherentes a nuestro futbol, por la insuficiente cantidad de jugadores de máxima calidad internacional. Y en la mesa, por la anarquía y el desbarajuste que se han instalado y prevalecido entre los de pantalón largo.
Como puedan y sepan con lo que tienen, estos impredecibles tricolores intentarán ganar un torneo cuyas tres únicas ediciones han sido ganadas por los estadunidenses, a quienes podrían encarar el próximo domingo en la última instancia.
Por lo pronto, habrá que librar hoy este importante examen, esta complicada prueba canadiense.
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