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Grupo Zócalo
Publicado el jueves, 10 de abril del 2025 a las 04:12
Ciudad de México.- Los fabricantes de vehículos con operaciones en México viven un proceso de reconfiguración acelerada de sus cadenas de suministro. El endurecimiento de los requisitos de origen establecidos previamente en el T-MEC, impulsado por Estados Unidos, las obliga a rehacer estructuras, sustituir insumos y reordenar proveedores.
La presión por cumplir con el nuevo contenido regional no admite demoras, y golpea con especial fuerza al sector automotriz, al que la Administración de Donald Trump impuso una barrera de hasta 52.5%, así como restricciones adicionales en acero y aluminio.
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró el martes que, pese a la presión comercial, las armadoras no planean mover sus operaciones fuera del país. “La mayoría de ellos nos ha dicho que no piensa en este momento cambiar nada y que tiene que asentarse la situación”, explicó.
Trazabilidad, relocalización y rediseño de procesos
Uno de los principales cambios en la aplicación del T-MEC es el nuevo enfoque en el Valor de Contenido Regional (VCR). Ya no basta con cumplir con el porcentaje norteamericano, ahora se privilegia el contenido específicamente estadunidense, lo que representa un desafío adicional para las operaciones mexicanas.
Empresas como Ford, General Motors, Volkswagen, Mercedes-Benz, Nissan, Toyota y Kia -con fábricas en México- están enfocadas en asegurar el cumplimiento con las nuevas reglas. El proceso implica auditorías internas, renegociaciones con proveedores y el rediseño de procesos de trazabilidad.
Además, se han intensificado las coordinaciones con las autoridades mexicanas y estadunidenses a fin de garantizar que la documentación cumpla con los estándares requeridos.
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Mover una planta automotriz no es un proceso sencillo. Requiere, primero, dinero de la automotriz para mover de uno a otro lado la planta y no lleva meses, lleva años”, añadió Sheinbaum en su conferencia.
El nuevo contexto impacta la planeación de las compañías. Algunas, anticipándose a los cambios, aceleraron sus exportaciones semanas antes de que entraran en vigor los aranceles, buscando evitar las nuevas cargas tarifarias. Ford, por ejemplo, incrementó sus envíos 50%, según datos de Inegi.
Además de modificar la trazabilidad de insumos, las empresas exportadoras se enfrentan a mayores exigencias por parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos, lo que eleva la presión por cumplir al pie de la letra cada criterio técnico.
Según Juan Pablo Pacheco, presidente de la Asociación Mexicana de Agentes de Carga (Amacarga), la normalización de estos nuevos procesos tardará no menos de un mes, pero alerta que el principal obstáculo es la falta de comunicación entre las autoridades involucradas en el comercio exterior.
A contener el impacto
Mientras las armadoras ajustan sus cadenas para cumplir con las reglas, el Gobierno busca facilitar condiciones para que sigan operando en México. El Plan México, lanzado por el Gobierno federal para promover la manufactura nacional, se perfila como una herramienta útil, aunque no definitiva.
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Es una iniciativa que nos va a ayudar a ser más resilientes… Nuestra competitividad es asumir esos retos de la agenda nacional”, apuntó Claudia Ávila Connely, especialista en inversión extranjera directa.
Para Ávila, es indispensable que el país complemente estas medidas con mejoras estructurales. “Hoy se vuelve crucial contar con una mayor infraestructura, mejor suministro eléctrico e hídrico, y eso no será posible si no se logra de la mano con la iniciativa privada”, advirtió.
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