Nacional
Por Fabiola Berlanga
Publicado el lunes, 1 de julio del 2024 a las 10:00
Acapulco, Gro.- Tras una promesa que pasados nueve meses no se cumplió, los alumnos de la primaria “René Juárez Cisneros”, en Acapulco, Guerrero, siguen estudiando con un piso de tierra, en un salón de láminas y sin drenaje, en medio de un reguero de tablas en el patio, porque nadie les ha ayudado a fabricar nuevos espacios.
Fue en septiembre de 2023, un mes antes del impacto del huracán “Otis”, cuando el Secretario de Educación estatal, Marcial Rodríguez Saldaña, acudió hasta el plantel de la Unidad Habitacional San Agustín para prometer aulas de concreto, drenaje y la regularización del predio ubicado en la entrada al puerto.
“ Vamos a regularizar el predio para que se construya la escuela porque, para construirla, el terreno debe estar regularizado”, dijo Rodríguez ante los padres de familia tras entregar butacas nuevas.
Sin embargo, después de ello, quienes en realidad cumplieron día a día con la promesa de mantener el plantel de educación básica abierto fueron los padres de familia y los maestros, con recursos propios.
La maestra Diana Olivares López, durante un recorrido que le dio a Grupo REFORMA, mostró cómo los niños, en un lugar con una matrícula de 130 alumnos, se protegen en un aula improvisada con madera y lámina, sin puertas.
Asimismo, explicó que el Gobierno estatal, hace dos meses, les entregó unas tablas para armar una nueva aula, pero después no les envió a personal para ayudarlos ni explicarles sobre el armado.
“ Este mobiliario es usado, me parece que es de Chiapas, nos lo mandó la Secretaría de Educación. Me imagino que ellos en cierta forma quieren sanear la situación que tienen aquí, que no han podido resolver durante tres ciclos escolares en la escuela”, señaló Olivares López.
“ Pero hasta el momento no sabemos nada del Secretario, y como verán, si antes no teníamos instalaciones, con ‘Otis’ quedamos peor, ahora nos trajeron estas aulas prearmables, pero que ya son de uso”.
Añadió que los menores ahora no tienen ni agua potable para cubrir necesidades básicas, como lavarse las manos o ir al baño.
“ Estamos a nada de iniciar la canícula, la época de más calor en la zona, imagínese, proliferan enfermedades gastrointestinales, ahora imagine sin agua potable, y que eso le hagan a todas las escuelas va a estar difícil, los niños se enfermarían del estómago, de la piel, el agua ayuda a tener limpias las instalaciones”, reclamó.
“ No (no tenemos toma a la corriente del agua), tenemos que hacer quermés, juntar fondos y rellenar los bidones que tenemos, y en algunas ocasiones, cuando se acaban recursos de quermeses, mamás nos donan de su bolsillo el costo de las pipas (de agua), que oscila entre 600 y 800 pesos”.
Marcial Rodríguez entregó hace nueve meses pizarrones, butacas y libros, pero en 2024 la lista no fue suficiente ante una promesa que, como muchas otras en Acapulco, desaparecieron con el huracán “Otis”.
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