Hace aproximadamente cinco meses, en este mismo espacio, escribí acerca de los movimientos sociales que se presentaron en Chile y en Perú, por causas distintas pero que en la práctica reflejaban el malestar social de quienes habitan en estos países, cientos de personas tomaron las calles y exigieron a sus representantes tomar decisiones centradas en el beneficio real de los ciudadanos, exigían ser ellos el centro de la agenda pública y no lo que planteaban en ese momento quienes tenían las riendas de sus gobiernos.
Plantemos también el posible despertar de una “Primavera Latinoamericana en Otoño”, aludiendo a los movimientos sociales que se dieron en Medio Oriente entre 2010 y 2012 que fueron conocidos como “Primavera Árabe”.
No quiero decir que tuve voz de profeta, pero desafortunadamente las malas decisiones de los gobiernos en nuestro continente y los reclamos sociales en las calles se siguen dando, pegando como siempre a las clases sociales más desprotegidas.
En esta ocasión las imágenes llegan desde Colombia, este país que tanto ha sufrido y que parecía ir tomando un rumbo esperanzador, hoy está envuelto, una vez más, en la violencia, la represión y la injusticia de un gobierno que no ha sabido tomar las decisiones correctas para su gente.
A sus 42 años, en 2018 Iván Duque se convirtió en el Presidente más joven en la historia de Colombia, con una plataforma política que en su momento inundó las calles del país: “Menos impuestos y más salarios”, se le escuchó postular en su campaña al político de centro – derecha que cautivó a los votantes que lo llevaron al poder.
Sin embargo, apenas este pasado15 de abril, el Presidente Duque presentó un proyecto de reforma fiscal que planteó, entre otras cosas, ampliar la base tributaria, es decir, cobrarle a más personas por más bienes y servicios, y subir el IVA hasta en un 19% a ciertos segmentos de la sociedad que en el papel tienen mayor ingreso.
Esto se da en medio de una pandemia que tiene a prácticamente todo el planeta paralizado y que ha afectado principalmente a las clases media y baja, por lo que una reforma de este tipo sería insostenible para su ya precaria economía doméstica.
A raíz de esto, desde el pasado 28 de abril, cientos, miles de colombianos se volcaron a las calles a exigir que se reconsiderara esta medida, que se replanteara la reforma y que se tomara en cuenta la grave crisis económica y social que están viviendo las familias de ese país.
Como respuesta, el gobierno colombiano sacó a relucir su lado más brutal, al menos un millar de personas han sido detenidas y se habla de hasta 37 personas muertas por las fuerzas armadas que buscan reprimir toda clase de manifestación en contra del gobierno del presidente Duque. En los principales noticiarios, en la prensa escrita pero principalmente en las redes sociales hemos sido testigos de la brutalidad con la que el gobierno y los escuadrones antidisturbios han tratado a quienes con justa razón, salieron a demandar un trato digno y justo de sus supuestos líderes políticos.
Estos actos violentos ocasionaron que ahora las protestas evolucionaran para exigir, además de la reconsideración de la reforma tributaria, una reforma a los mandos de seguridad que han sido represores del sentir de la gente.
Es cierto que el gobierno colombiano no puede mantener, con los ingresos que actualmente recibe, los programas sociales implementados que buscan ayudar a las clases más necesitadas, es cierto que es urgente una reforma que ayude a la administración de este país a recabar los más de 6 mil millones de dólares que necesitan para sostener el tejido social, pero es cierto también que los platos rotos no los deben pagar quienes más han sido afectados por el mal manejo de la pandemia y la crisis económica que conllevó.
La exigencia a un gobierno de derecha como lo es el de Duque, es muy clara, dejar de proteger a los grandes emporios y a las empresas que generan ingresos descomunales, la propuesta de reforma tributaria debe de ser menos gravosa a la gente de a pie y más enfocada a los generadores de grandes capitales. La exigencia a un gobierno represor como lo es el de Duque, es muy clara, desaparecer los grupos de choque de las fuerzas armadas, respetar los derechos humanos de los colombianos y crear una fuerza de acercamiento ciudadano para el cuidado de la paz.
La exigencia al Presidente Duque es muy clara, escucha a tu pueblo, trabaja por ellos y cuida de ellos.
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