Vida
Por Lorena Farías
Publicado el lunes, 16 de septiembre del 2024 a las 22:05
Ciudad de México.- El misterio de por qué olvidamos nuestros sueños ha sido un tema recurrente en la investigación científica. Aunque soñamos varias veces por noche, solo una minoría de personas logra recordar claramente lo que sucede en sus sueños. La respuesta a este fenómeno radica en la forma en que funciona el cerebro durante el sueño y en los procesos biológicos que afectan nuestra memoria.
El cerebro atraviesa diferentes fases de sueño: las más importantes son el sueño de ondas lentas (NREM) y el sueño de movimientos oculares rápidos (REM). Es en la fase REM donde se producen los sueños más vívidos y complejos. Sin embargo, durante el sueño REM, ciertas áreas del cerebro, como el hipocampo, que es crucial para consolidar la memoria, tienen una actividad reducida. Esto significa que, aunque el cerebro esté activo generando sueños, la capacidad de retener esa información en la memoria a largo plazo está disminuida.
Además, las investigaciones sugieren que el nivel de ciertos neurotransmisores, como la norepinefrina, que está relacionada con la atención y la formación de recuerdos, disminuye durante el sueño REM. Esto afecta nuestra habilidad de recordar lo que soñamos al despertar.
El momento del despertar también influye en la retención del sueño. Si una persona se despierta durante la fase REM, es más probable que recuerde su sueño, ya que el contenido del mismo está más presente en la memoria a corto plazo. Por otro lado, si el despertar ocurre en la fase NREM o después de que el ciclo de sueño ha concluido, la memoria del sueño se desvanece rápidamente.
Factores como el estrés, la falta de sueño, e incluso la genética también juegan un papel importante. Algunas personas tienen una mayor capacidad para recordar sus sueños de manera natural, mientras que otras necesitan un ambiente más propicio, como despertarse lentamente o mantener un diario de sueños, para retener los detalles oníricos.
La ciencia sugiere que recordar los sueños no es necesariamente una prioridad evolutiva. Aunque soñar es importante para la salud mental y emocional, el hecho de que no recordemos todos los detalles parece ser una adaptación que permite al cerebro procesar otras tareas de mayor importancia durante el día.
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