Sin duda, la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de nuestro país, generó exageradas expectativas de verdadero cambio en México, confianza que fue disminuyendo conforme fuimos conociendo de su poca capacidad para gobernar, la cual se demostró cuando, al cierre de su Gobierno, dejó a nuestro país en números rojos tanto en el área económica y social como en la crítica cuestión de la violencia y el crimen organizado.
Desde la segunda mitad de la gestión de la Administración obradorista, quienes tenemos la oportunidad de analizar y externar en un medio de comunicación nuestras conclusiones, previmos el riesgo, a largo plazo, que representaría el excesivo gasto en programas sociales, concretamente en el de los adultos mayores, programa electorero en el que se empezó a gastar de manera desmedida, sin tener prevista una fuente de financiamiento sólida, aunque el Gobierno pasado haya puesto en cintura a los grandes contribuyentes y logrado con ello una histórica recaudación.
A pesar de lo anterior, esta gran recaudación no fue suficiente para saciar el gasto público, ya que el programa desde entonces ha ido creciendo, aunado a los despilfarros excesivos en el Tren Maya, AIFA y Refinería Olmeca, mismas que tuvieron un precio final por demás exorbitante, lo que obligó al Gobierno, no sólo a dilapidar las reservas que algunas secretarias habían conformado y terminar con diversos programas, sino también a adquirir la deuda pública más alta en la historia de nuestro país.
Así pues, todo lo anterior llevó a los analistas serios a pronosticar que la llegada de Claudia Sheinbaum, primera mujer Presidenta de México, se vería ensombrecida ante los escasos saldos financieros, los cuales son casi nulos en comparación a los que recibió López Obrador, lo que obligaría a la Maandataria a recurrir a un plan emergente de recorte presupuestal histórico y severo, ya que, hasta los “guardaditos” del Fondo de Estabilización de los Ingresos Públicos y el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas fueron utilizados casi por completo durante el sexenio pasado.
Aunque usted no lo crea, a quienes nos atrevimos a advertir sobre el mal manejo de las finanzas en el tiempo de AMLO, ineludiblemente recibimos reclamos e improperios por parte de sus querientes, los cuales, a manera de “reflexión popular profunda” comúnmente sentenciaban: “AMLO ha demostrado que México es tan grande, que ahora él reparte el dinero que antes se robaban y alcanza para todo y para todos”, según lo vi y recibí en diversas ocasiones, en comentarios de sus seguidores, en redes sociales.
Pues bien, sin ánimo de vanagloria, déjeme decirle que, el paquete económico 2025 que prevé lo que va a gastar el Gobierno de la presidenta Sheinbaum Pardo en su primer año, contempla recortes significativos en todos los rubros, pero lastimosamente y alarmantemente en sectores tan importantes como Salud, Educación y Seguridad, tres temas que son fundamentales para el país que además, están en un pésimo camino y sin embargo todavía les van a quitar más dinero; aunque eso sí, se continuará, hasta ahora, con los gastos en programas sociales, dado que son producto del triunfo del voto, al menos el próximo año 2025, porque seguramente el 2026 traerá afectaciones hasta para ese sector.
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