“En Agua Prieta, Plutarco Elías Calles tenía una tienda donde se vendían semillas, granos, implementos agrícolas, petróleo, manteca, carne, piloncillo, ‘como en cualquier tienda de pueblo’, según recordaba su hija Hortensia. La casa de la familia Calles en Agua Prieta fue la primera en disponer de electricidad, una instalación sanitaria con tina, además del conducto de desagüe y agua corriente.
Además de ser comisario de Agua Prieta, Calles le vendía provisiones a las fuerzas de Álvaro Obregón.
Tras su derrota en Naco, Sonora, se dice que Álvaro Obregón le puso el mote de Plutarco Elías Corres, porque no se acercaba al peligro. En la segunda década del siglo XX, se dio una importante manifestación en contra de la población de origen chino en el norte del país.
La discriminación a los chinos se acentuó en los años de la revolución, como en Sonora donde se les segregaba por sus hábitos y costumbres, por su capacidad como comerciantes, su afición por fumar opio y por su apabullante laboriosidad. Como gobernador de Sonora, Calles exigió al presidente municipal de Magdalena (donde se había pisado y escupido la bandera china) dar protección a los chinos pues ‘de seguir disimulando, sufrirá las consecuencias’. La primera esposa de Calles, Natalia Chacón, murió en 1927 por lo que su hija Hortensia realizó las funciones de primera dama.
Se casó por segunda ocasión con Leonor Llorente, entonces soprano de la compañía nacional de ópera.
Durante su mandato presidencial, Calles debió enfrentar la llamada guerra cristera, cuyo principal foco de acción se dio en los Altos de Jalisco entre 1926 y 1929.
Fue una cruenta guerra civil en la que los cristeros pelearon por sus creencias y en defensa de la religión, al grito de ‘¡Viva Cristo Rey!’, de donde el movimiento tomó su nombre.
En la década de los veinte del siglo pasado, surgió el llamado indigenismo, una ideología que abogaba por lo autóctono como lo ‘auténticamente nacional’.
Llegó acompañado de la proliferación de elementos artísticos que provenían de la artesanía y la manufactura popular, con lo que se logró una revaloración de la producción artística local.
Como presidente, se redactó un nuevo código civil, en el que se dispuso que “… la mujer no queda sometida, por razón de su sexo, a restricción alguna en la adquisición y ejercicio de sus derechos; y que al llegar a la mayoría de edad tiene la libre disposición de su persona y sus bienes, estando capacitada para celebrar toda clase de contratos…”
En 1925 Plutarco Elías Calles encabezó la ceremonia de traslado de los restos de los “beneméritos de la patria”, de la catedral metropolitana a la columna de la independencia.
Su laicismo fue más evidente porque, a diferencia de Obregón que sí acudió en 1921 a la Catedral, él arribó a los pies del Ángel acompañado del cuerpo diplomático.
Se cuenta que dijo, que a Agustín de Iturbide lo había dejado en Catedral “entre los de su clase, adonde pertenece”.
(Datos extractados de la página web del bicentenario, propiedad del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México).
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