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Coahuila

Ping pong

Por Jorge A. Meléndez

Hace 1 semana

No.

No creas que esta columna la inspiró un emocionante partido de tenis de mesa, por cierto un deporte muy divertido y que hasta puede ser un buen ejercicio si lo juegas bien.

Para nada.

Te platico que hace un tiempo me tocó convivir cercanamente en un evento con un hombre de negocios de esos que tienen muuucha plata.

Dado que el ruido era bastante alto, que estábamos sentados al ladito de una bocina y que nuestras capacidades auditivas ya vieron sus mejores días, los dos conversamos más de dos horas.

Bueno, miento. En realidad los dos no conversamos.

¡Ja, más bien lo escuché hablar más de dos horas!

No me quejo porque, en primer lugar, las historias de personas con “mundo” (en los negocios y la vida) casi siempre son curiosas, interesantes y entretenidas, y bueno, en segundo lugar el monólogo me sirvió de inspiración para reflexionar sobre el arte del bien conversar.

Te propongo que una buena conversación debe ser un juego de ping pong, un “toma y daca” donde ambas partes participen.

Porque una conversación de un solo lado:

1. Es muy aburrida.

2. Por lo general será corta.

3. Desaprovecha el aprendizaje mutuo.

4. No fomenta conversaciones futuras.

OJO, me refiero a conversaciones voluntarias, aquellas donde ambas partes están ahí porque quieren. Excluyo, por lo tanto, las charlas entre jefes y subordinados, donde es común que un superior hable más.

Y, sin embargo, habría que advertir que un buen jefe también deja hablar al subordinado porque: 1. Así aprende mucho de la realidad operativa y 2. Promueve el desarrollo de las personas que le reportan.

Pero regresemos al ping pong conversatorio.

¿Cómo jugarlo bien?

Primero que nada y a riesgo de ser obvio, resistiendo la tentación de hablar. De alguna forma las redes sociales nos empujan al protagonismo, a presumir nuestras vidas… y esto se traslada a las conversaciones.

Se traslada a estar enamorados de nuestra voz y nuestras historias. Se traslada a hablar mucho y escuchar poco. Se traslada a olvidar que por algo Dios nos dio dos oídos y sólo una boca.

Te propongo entonces realizar una autoauditoría. Toma tus últimas cinco conversaciones. Recuérdalas y anota para cada una: 1. Las principales cosas que te dijeron. 2. Todo lo que aprendiste de la contraparte.

¿Tu hoja está vacía? ¿Batallas para llenarla? Mmmm, quizá no escuchas lo suficiente.

Pasemos a consejos para tener una gran conversación, iniciando con 10 tips de la revista Psychology Today: escucha y no pienses en “lo siguiente que vas a decir”, habla abierta y honestamente, evita juicios de valor, observa pistas para continuar conversando (te las dan al hablar o con la vestimenta, gestos, etc.), utiliza la cotidianeidad en la charla (lo que está pasando), establece una agenda (aplicable en cierto tipo de charlas solamente), que no te asusten las pausas (el silencio), conoce cuándo debe terminarse la charla (atento a las pistas), cuidado con el humor (con chistes poco sensibles) y aprende de tus charlas.

Agrego tres apreciaciones personales.

Primera, la mejor forma de mantener viva una conversación es identificar las cosas que a tu contraparte le gustan. Aquellas donde tiene experiencia y/o donde sus vivencias son distintas y únicas. Por un lado, a todos les fascina hablar de eso y, por el otro, esas diferencias son las que hacen única a la charla y las que enriquecerán tu conocimiento.

Segunda, las preguntas son clave para mantener viva una conversación. Al respecto, evita las preguntas retóricas o las disfrazadas, como por ejemplo “¿haz considerado…?”. No es una pregunta real, sino una forma de que tu contraparte apruebe una idea tuya.

En cambio, privilegia las preguntas abiertas. Profundiza cuando veas algo que te interesa (o que le sea interesante a tu contraparte): ¿me puedes contar más? ¿Cómo fue que lograste eso? Wow, ¿de veras? Etc.

Finalmente, estoy totalmente de acuerdo con el consejo de “aprende de tus charlas”.

Por supuesto.

La práctica hace al maestro.

A más conversaciones, mejor conversador.

En su marcas, listos… ¡fuera!

A conversar (bien) se ha dicho…

Posdata. La 4T quiere controlar todo, hasta las utilidades de las empresas. La terrible iniciativa de telecomunicaciones menciona un “prudente balance” entre anuncios y contenido. Sorry, Presidenta. Esa prudencia no la determina el Gobierno, la debe determinar el mercado, los consumidores. Lo que quieren hacer es muuuuy peligroso.

 

EN POCAS PALABRAS…

“Pensar es el diálogo del alma consigo misma”.

Platón

 

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