El término Metaverso no es nada nuevo, surge desde el siglo pasado y se le atribuye al escritor norteamericano Neal Town Stephenson, quien en 1992 en su novela “Snow Crash” describe la historia de un repartidor de pizza en la vida real llamado Hiroaki, que crea un personaje de realidad virtual, Hiro, que tiene la forma y las características de un príncipe guerrero samurái en el ciberespacio, o como se le conoce en esta novela a esta realidad alternativa, en el “Metaverso”.
Esta novela, considerada una obra de culto, y clasificada de acuerdo a Time como una de las 100 mejores novelas en inglés escritas desde 1923, trajo dos conceptos muy importantes en nuestra cultura popular actual, el “Avatar” que es como se conoce a la imagen de un usuario en esta realidad alternativa y el ya comentado Metaverso.
De acuerdo a Stephenson, el Metaverso es la evolución de lo que hoy es el internet, basado en una realidad virtual a la que los usuarios podemos acceder a través de un equipo, que pudiera ser un casco o gafas y dispositivos en nuestras manos y algunas otras partes de nuestro cuerpo, para poder interactuar con otros usuarios o avatares y acceder a espacios virtuales para poder realizar casi cualquier actividad imaginable.
Ya de manera más reciente, en 2018, Steven Spielberg explora este concepto de una manera más ambiciosa en su película “Ready Player One”, en donde se desarrolla una visión del año 2045 en la cual, la humanidad prefiere sumergirse al Metaverso conocido como OASIS, a vivir la cruda realidad del mundo en el que verdaderamente existen.
Hoy, el gigante de la tecnología y de las redes sociales que es Facebook, apuesta su futuro inmediato a este concepto. Su fundador Mark Zuckerberg, anunció apenas hace unos días los trabajos previos de este gran proyecto, e incluso anunció que su aglomerado comercial pasaría a llamarse “Meta”. Así es que no, si usted es usuario como yo de Facebook, no se preocupe, la aplicación no va a cambiar de nombre, lo que cambia de nombre es el corporativo que encabeza Facebook y que incluye a muchas otras más como Instagram y Whatsapp.
De acuerdo a Zuckerberg, la idea es crear este universo virtual, en donde además de evolucionar la interacción que actualmente se tiene a través de las redes sociales, imagínese que ahora usted, con el simple hecho de ponerse unas gafas y aditamentos tecnológicos, podrá “entrar” a una sala de Whatsapp virtual y ver en tercera dimensión, como si fueran de carne y hueso, a quienes integran ese grupo, en el escenario que ustedes imaginen, para conversar como si lo estuvieran haciendo en persona. Además de esto, el creador de Facebook apuesta a una evolución del comercio en línea, en donde se podrán visitar y comprar en las tiendas virtuales, y se podrá ver y “probar” la mercancía a través de nuestro avatar. O la evolución de las reuniones en línea, con salas de conferencia u oficinas virtuales en donde se podrán reunir los avatares de las personas convocadas a discutir los temas que deseen, independientemente del lugar físico en que se encuentre cada una o cada uno.
Suena impactante, pues en un año estaremos viendo los primeros avances ya accesibles para el usuario común como usted o yo.
Pero no solamente Facebook le apuesta a este campo, otros gigantes de la tecnología como Google o Microsoft están ya haciendo lo propio.
Por supuesto, hay muchos obstáculos que brincar antes de que esto sea una realidad de uso común, de entrada, por supuesto, el desarrollo programático de estos espacios virtuales, que no es poca cosa, pero también cosas más terrenales como el acceso al equipo que se vaya a requerir para la población en general, hoy en día este tipo de accesorios son muy costosos e inaccesibles para la mayoría de los posibles usuarios.
Pero si usted amable lector me lo pregunta a mi, yo creo que más temprano que tarde, esto que pinta para ser la próxima industria multimillonaria del planeta, será una realidad para nosotros los humildes dadores de likes y corazoncitos.
Si tiene un guardadito, tal ves es tiempo de pensar en meterlo en esta industria que hoy apenas comienza, pero que pinta para ser, como lo predijo Stephenson desde el siglo pasado, la evolución del internet y de las redes sociales tal y como las conocemos.
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