Vida
Por Grupo Zócalo
Publicado el sábado, 4 de enero del 2025 a las 09:24
Ciudad de México.- Las infusiones de diferentes tipos como los té de bolsitas que consumimos especialmente en la época fría del año suelen estar asociadas al cuidado de la salud. Ante un resfriado o un malestar estomacal muchas veces nuestra primera respuesta es “tomarnos un tesito”, sin embargo las bolsitas de nylon y materiales similares comunes para preparar estas bebidas pueden ser un verdadero riesgo para nuestra salud.
Un estudio publicado por la American Chemical Society, revela que las bolsas de té fabricadas con plástico liberan cantidades alarmantes de microplásticos y nanoplásticos al ser expuestas a altas temperaturas.
Este hallazgo genera preocupación debido al impacto ambiental y los posibles riesgos para la salud humana.
¿Cómo afectan a la salud?
Otros estudios recientes demuestran que los microplásticos pueden ingresar al cuerpo humano a través de la comida, el agua potable e incluso la inhalación. Una vez dentro, estas partículas se acumulan en tejidos como el hígado, pulmones y cerebro, superando incluso la barrera hematoencefálica. Este fenómeno fue evidenciado en investigaciones con ratones, donde se observaron alteraciones neuroconductuales e inflamación en órganos clave tras exposición a microplásticos en el agua potable.
Los riesgos incluyen:
Estrés oxidativo y daño celular.
Inflamación en tejidos como el hígado y cerebro.
Alteración del sistema inmunológico y metabólico.
A largo plazo, estas alteraciones podrían estar relacionadas con enfermedades neurodegenerativas y metabólicas, aunque aún se necesita más investigación para confirmar estos efectos en humanos.
Lo que hay en tu té
La investigación sobre las bolsitas de té evaluó cuatro marcas que emplean bolsitas plásticas hechas de nylon y polietileno tereftalato (PET). Los resultados indican que una sola bolsita, sumergida en agua a 95 °C, libera aproximadamente 11.6 mil millones de microplásticos y 3.1 mil millones de nanoplásticos en una taza de té. Estas cifras son miles de veces mayores que las encontradas en otros alimentos y bebidas previamente estudiados.
Además, se identificaron partículas de tamaños entre 1 y 150 micrómetros, confirmando que el calentamiento acelera la degradación del plástico. Los materiales que se consideran seguros para alimentos aún generan fragmentos microscópicos cuando son sometidos a temperaturas elevadas.
¿Qué podemos hacer?
Los expertos sugieren optar por alternativas como las bolsitas de té de papel no tratado, las infusoras de metal o el té suelto para reducir la exposición a estas partículas.
Este estudio subraya la necesidad de investigar más sobre los efectos de los microplásticos en la salud humana y promover cambios hacia materiales más sostenibles en la industria alimentaria.
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