“Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan. ¡Mi plumaje es de esos!”. Los versos de Salvador Díaz Mirón del poema A Gloria, fueron recordados por el presidente López Obrador, a propósito del escándalo del video que muestra a su hermano Pío recibiendo dinero para una campaña electoral. En esta ocasión, el primer Mandatario citó correctamente al bardo veracruzano, pero en su afán de exculpar a su hermano y a él mismo debió parafrasearlo. La cita apropiada para la ocasión sería: “Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan. ¡Mi pantano es de esos!”.
Porque al pantano del tabasqueño sus aves lo cruzan y salen impolutas. Sin embargo, pájaros de distinto plumaje al de Morena, cuando cruzan pantanos quedan hechos una porquería y son exhibidos, malolientes y enlodados, ante el público de la gente, como reza el corrido de Benjamín Argumedo.
Lo cierto es que la difusión del video de Pío y de David León fue un torpedo mediático que pegó en mala hora bajo la línea de flotación de AMLO, quien en esos días revelaba gozoso las corruptelas denunciadas por el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, involucrando a tres expresidentes de la República y a una docena de personajes de anteriores sexenios.
Cuando vivía el momento cumbre de su lucha contra la corrupción del pasado, el cohetón Pío-León le tronó en las manos. Arrinconado por la evidencia, intentando justificar lo injustificable apeló a Díaz Mirón y, cómo no, a la historia, incluso con la ayuda de su esposa Beatriz Gutiérrez.
Pero la justificación resultó peor que la incorrección, como en la conocida anécdota atribuida a Quevedo, quien aseguraba al rey que las disculpas resultan a veces peores que las faltas, en lo cual el monarca no estuvo de acuerdo. Terminada la conversación, el rey dio la espalda al poeta, lo que aprovechó este para dar un golpe con la mano abierta al real trasero. El rey volvió el rostro enfurecido. Entonces, Quevedo se disculpó: “Perdón, majestad, creí que era la reina”.
Más o menos por el estilo estuvieron las justificaciones a cargo de la pareja presidencial. Él alegó que la Revolución de Madero se hizo con la cooperación del pueblo, y ella intentó un chiste, congratulándose de que a Leona Vicario no la hayan grabado cuando entregó dinero a los insurgentes.
Ahora sí no se midieron al proclamar la inocencia del Presidente en los enjuagues de su hermano Pío, comparándose con don Francisco I. Madero, quien luchó para terminar con 30 años de dictadura, y con Leona Vicario, que cooperó con la causa de la independencia enviándole dinero a José María Morelos y Pavón. Madero y Morelos, ¡ni más ni menos!
No es la primera vez que el tabasqueño establece comparaciones entre él y el iniciador de la Revolución. Ya lo hizo cuando dijo ser, junto con Madero, los dos presidentes más duramente criticados por la prensa.
Ya basta de manosear la historia estableciendo comparaciones que por exageradas resultan hasta irreverentes. La 4T, sea lo que sea, está muy, muy lejos de ser una revolución en busca del sufragio efectivo y la no reelección, y mucho menos guarda el más lejano parecido con la Guerra de Independencia, que terminó con 300 años de coloniaje.
Letras sueltas
Ya que al Presidente parece gustarle la poesía de Díaz Mirón, en especial A Gloria, me permito, con todo respeto, como dice él, recordarle en mi defensa los dos primeros versos de ese poema: “No intentes convencerme de torpeza / con los delirios de tu mente loca”.
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