Ciudad de México.- Probamos la tercera generación del tigre iguana revolucionado y, en esta ocasión, la SUV estrella de Volkswagen, la Tiguan hecha en Puebla, incorpora cambios en exterior, interior, tecnología y mecánica que en el test drive en Los Cabos fueron más que evidentes.

Tanto en ciudad como en carretera demostró tener buen desempeño, estabilidad y dirección suave. Al pasar por terrenos complicados o arenosos, su suspensión se mostró firme, a pesar de este no ser un vehículo terrenal.

Su interior está pensado para brindar el mayor confort posible a conductor y pasajeros durante largos trayectos, ya que cuenta con 2 filas de asientos. Los delanteros son eléctricos de 12 posiciones, con memoria y 10 puntos de masaje. Tiene 5 atmósferas que combinan iluminación ambiental y audio, y climatización automática llamada climatronic.

Por fuera tiene nueva carrocería que mejora su aerodinámica y un ligero aumento de distancia entre ejes. Tiene un frente más alto, parrilla nueva, faros Matrix delgados y continuos, elementos en color negro como el techo y algunos otros distintivos que caracterizan la versión R-Line, tope de gama, que probamos.

Uno de los elementos exteriores más característicos de este vehículo es su firma lumínica trasera IQ Light, que junto con el logo iluminado es fácilmente perceptible a distancia.

En seguridad trae 6 bolsas de aire, cámara 360° y una buena cantidad de asistencias que probamos como mantenimiento en el carril y frenado de emergencia, ante lo que el sistema despliega no sólo sonidos, sino gráficos en el cuadro de instrumentos.

La tecnología de Tiguan es intuitiva, ya que se puede manejar gran parte de las funciones del auto desde la pantalla de info entretenimiento. Sin embargo, extrañamos la presencia de al menos un puerto USB, ya que una vez que los smartphones se descargan, no fue tan sencillo lograr la conectividad con el vehículo y presentamos dificultades al momento de cargarlo de manera inalámbrica.

Cambios no tan intuitivos de esta nueva generación son el alojamiento de la palanca de velocidades que pasa de la consola central a la columna de dirección con giro y el manejo de los espejos laterales que se controlan por medio de un pequeño botón giratorio. Estos cambios evidentemente responden a una mayor tecnología e intentan facilitar el manejo, pero quizás no sean tan cómodos para el mercado mexicano, más acostumbrado a las palancas y perillas, que en esta versión se extrañaron.