Espectáculos
Por EFE
Publicado el lunes, 27 de enero del 2025 a las 04:05
Madrid, Esp.- The brutalist se estrenará en México el 6 de febrero y no será un estreno cualquiera porque ‘The brutalist’ es más que una película. Lo dice su protagonista, Adrien Brody, quien ha visitado Madrid este viernes para presentar el filme, y lo dicen los premios logrados, como el Globo de Oro, frecuente antesala del Óscar.
Acompañado por el director del largometraje, Brady Corbet, Brody destaca a EFE que su nuevo trabajo, por el que se prevé que aspire nuevamente a la estatuilla dorada, es «una hermosa metáfora» sobre el futuro, sobre esperanzas y sueños que no son «ni tan rectos ni tan verticales».
Por aquí asoma «la poesía» de la película. «Una poesía que ya estaba en la escritura, en los matices de la narración», declara. «Es una obra de arte porque la película trata temas humanos. Las experiencias de los migrantes se pueden relacionar con las experiencias de millones de personas», añade el intérprete, de 51 años, y ya con un Óscar en su haber por ‘El pianista’.
La favorita al Óscar con permiso de ‘Emilia Pérez’, su gran rival a priori, cuenta el periplo de un arquitecto húngaro ficticio, llamado Laszlo Toth, al arribar a Estados Unidos huyendo de los nazis. Su viaje es un empezar de cero al que acechan la pobreza, el olvido, el desdén, la hipocresía y hasta las adicciones.
Su vida cambiará, primero, cuando un empresario multimillonario, interpretado por Guy Pearce, le ofrece la construcción de un monumental centro cívico en el estado de Pensilvania, y luego, cuando su mujer se reúne con él tras lograr salir de una Europa devastada. Estos dos acontecimientos llenarán a Toth de conflictos interiores y exteriores.
A esos «sueños» en riesgo del migrante, se une, como temática esencial, «la dinámica de la relación entre el artista y el empresario, una dinámica muy específica que existe en el mundo del arte y en el mundo del cine, en concreto en el mundo del cine independiente», apunta el director.
Dinámica basada en el poder, otro gran asunto humano. A Toth se le coloca frente al adinerado Harrison Van Buren (Guy Pearce).
En ‘The brutalist’ esta dinámica es vista desde varios ángulos, desde varios conflictos: entre el artista y el mecenas, entre el migrante húngaro en Estados Unidos y el ciudadano nacido en Estados Unidos o entre el trabajador y su patrón.
Cuenta Corbet, de 36 años, que su película bebe del cine de los 50 del siglo pasado, de películas de Nicholas Ray o de Emeric Pressburger. Es «un melodrama» con todos los ingredientes del estilo de aquellos años.
Incluida la duración, de casi 4 horas, e incluido un intermedio de 15 minutos, insertado como tal en el metraje.
«Sencillamente hago las películas que me gusta ver. La fragmentación en dos partes fue ingeniada en el cine de los 50, así que sentía que tenía que hacer una herramienta adecuada para transportar a los espectadores a esa época», explica.
Y entre esas herramientas, también el formato VistaVision, popularizado precisamente a mediados del siglo pasado. ‘The brutalist’ está rodada como lo que Corbet quería que fuera: puro cine de textura clásica.
A Brody le fascinó el estilo desde el minuto uno: «Lo que Brady -Corbet- ha logrado es demostrar que se puede hacer, que puedes crear algo tremendo con valor cinematográfico. Esta película es épica, un viaje profundamente inmersivo, que si lo ves no lo olvidarás».
«Y ha demostrado -prosigue- que hay apetito de este tipo de cine, un anhelo en la audiencia de estímulos intelectuales y emocionales, de personajes ricos y defectuosos».
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