Monclova
Por
Aníbal Díaz
Publicado el lunes, 17 de febrero del 2025 a las 04:06
Monclova, Coah.- Exhortándolos a servir como Jesús y a que su nombramiento no sea sólo una carrera o motivo para sentirse exitosos, el obispo Hilario González encabezó la ordenación de tres nuevos diáconos de Monclova.
La ceremonia se realizó en el marco de una misa especial oficiada por el propio Obispo de la Diócesis de Saltillo, en la Parroquia de Santiago Apóstol, que lució abarrotada de fieles, así como de familiares y amigos de César Castillo Guerrero, Edson Jair Hernández Rodríguez y Luis María Alejandro Cisneros Medina, los nuevos diáconos.
En la misa también estuvieron presentes el párroco Néstor Martínez; así como el padre Eduardo Neri, ex párroco del templo monclovense; además de los 9 próximos diáconos que serán ordenados el próximo domingo en Saltillo.
Cabe mencionar que los diáconos son fieles católicos -generalmente casados- que se integran a labores de la iglesia como las celebraciones de la palabra; pero no tienen potestad para actividades como la confesión o la consagración.
“A ustedes que hoy se ordenan y a los que están por ordenarse, y a los que ya estamos ordenados, y pues, a las familias: Siempre recibir un sacramento, una consagración, un nivel del orden, trae esta responsabilidad… ¿qué dicha estás aspirando? ¿Qué nivel de satisfacción estás buscando con ser diácono?”, dijo el prelado, durante la ceremonia.
“Ojalá que sea el deseo de tener nuestra dicha perfecta en el corazón de Jesús, y a la manera de Jesús Siervo, Jesús Diácono, que sirve, que no ha venido a ser servido, sino a servir”, reiteró.
‘Confiar en Dios para no perderse’
El obispo Hilario González advirtió que las personas que confían en su poder, en sus riquezas y bienes materiales, terminan por perderse a sí mismos, al alejarse de la presencia de Dios.
“¿En quién confiar? ¿En Dios o en el hombre? La confianza del hombre, ya sea en la fuerza de sí mismo o de otro y que aparte el corazón de Dios termina por ser una maldición, es decir, un destino estéril, incapaz de disfrutar de la bendición de la vida. En cambio, bendito el hombre que confía el Señor y en Él pone su confianza, pues alcanzará una fecundidad y seguridad que podrá compartir con los demás”.
La confianza en Dios es pilar para la confianza en sí mismo y en los demás, y en tiempos de incertidumbre debe ser una virtud para crecer personalmente y promover la esperanza y la buena convivencia en la sociedad.
“La confianza en Dios nos hace asumir criterios concordes a los valores del reino, nos invita a andar en buenos pasos y con respeto a la dignidad de los demás”, dijo.
La resurrección de Cristo abre la mente y el corazón para optar por aquellas opciones y proyectos que nos hacen resucitar con Él. Si las personas no creen firmemente que Cristo resucitó, vana es la fe, indicó.
“Si no podemos vivir conforme a esta verdad, tarde que temprano nos apartaremos del Señor”, dijo.
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